El retrato del pirata F

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Mire con nostalgia el cielo estrellado, me sentía culpable...si tan solo dejara de buscar al próximo Peter pan nada de esto ocurriría, el bucle infinito vendría a su fin; sin embargo, siempre espero encontrar al correcto y por un momento...creí lograrlo.

Acomode mis alas usándola como manta para mis piernas, cubriéndome casi con éxito estas. Las noches eran más frías desde que él se fue de mi lado, ¿Por qué creí que esta vez sería diferente?. Oh Len, lamento mucho meterte en todo esto, si no te hubiera traído seguramente serias un gran hombre de negocios, millonario y aburrido. Rei un poco recordando las molestias contadas por el rubio.

No creí encariñarme mucho con un Peter pan, no desde que el primero y original se marchó. El país de nunca jamás necesitaba un nuevo líder, alguien que los protegiera del mal; creyendo que era una buena idea me marche a Londres esperando encontrar a un niño de alma pura que se quedara por siempre aquí. Eso nunca pasaba.

El nuevo líder era tan silencioso...se preocupaba por los demás si, era cuidadoso, pero no era él. No era Len. Solíamos venir a este acantilado a recordar tu pasado, siempre me decías que nunca extrañarías tu casa y a tus padres, más en tu mirada se veía la nostalgia; recuerdo decirte que volvieras a tu hogar que estaríamos bien...no quería que te convirtieras en lo que eres ahora un simple pirata desalmado.

-Ya no es lo mismo...-una pequeña lagrima descendió por mi mejilla.

-Y nunca lo será.

Me voltee alarmada al escucharlo, su expresión era tranquila, al cruzar miradas me sonrio. Mis pequeñas piernas temblaron, debo huir, no puedo quedarme aquí. Él es el enemigo ahora, ya no es tu aliado, ya no es tu compañero. Estaba dispuesta a marcharme.

-¡Espera!, yo...no planeo hacerte algún daño-El rubio bajo la mirada apenado.

Se veía triste, deseaba consolarlo, quería abrazarlo como en los viejos tiempos, sentir su calor. No debería estar con él, aunque odie admitirlo...aun lo quiero, a pesar de todas las atrocidades que causo; como quemar pueblos, robar los tesoros, dañar a los habitantes.

-¿Qué haces aquí?-reproche-Se supone que esta zona está prohibida para los piratas-lo mire con ira, su mirada seguía baja.

-Extrañaba este lugar, específicamente te extrañaba.

-¿Qué?

Soltó una pequeña risa sonora, se sentó a un lado del árbol que me encontraba mirando al horizonte. Se quito su sombrero dejando ver su cabello rubio alborotado y poco cuidado. Aún era un desastre, le costaba arreglarse. Vi su parche, me sentí dolida, ni siquiera yo sabía cómo logro perder su ojo y también...su mano cambiándola por un garfio.

-Rinny, no me mires así-su voz me saco de mis pensamientos. Sacudí mi cabeza levemente para luego observar el cielo estrellado ¿podría escaparme de nunca jamás?.

-No deberías estar aquí.

-Ya dije mis razones para volver, de cierta forma, me alegra que vuelvas a hablarme. Aun si deseas que me vaya.

-Nos traicionaste-espeté con crueldad; "me traicionaste", no pude evitar pensar.

-Todos crecemos en algún momento, Rin-suspiro-Tu también lo haces...solo que más lento al igual que Luka-ambas somos seres mitológicos.

-Eso no quita el hecho de que te convirtieras en uno de ellos.

-Era mi destino.

Con eso tuve suficiente, di un pequeño pisotón a la rama donde me encontraba para después marcharme en rabia. No lo comprendía, no lo entendía. Solo bastaba que viviera en paz en una casa del pueblo no le costaría nada, ¿Por qué escoger esa vida?. "Era mi destino, necesitaba diversión", "Todo cuento necesita de un villano". Seguí volando sin rumbo por el cielo, perdiéndome entre las nubes. ¿Sería mejor si desapareciera?.

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