Capítulo 14

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No entendía por qué razón aún cuando ése rostro se encontraba herido se seguía viendo tan perfecto para él, no esperó para acercarse a su pecho al descubierto para lamer y saborearlo como tanto estaba esperando.

Disfrutaba su sabor para luego empezar a morder con suavidad cada parte de ése lastimado cuerpo, los quejidos que se escuchaba por parte del bufón lograban hacerlo reír, más aún cuando intentaba apartarlo sin mucho éxito.

– Lo que haces es estúpido. – Terminó diciendo el soberano para acercarse a su rostro y lamer ésa lágrima que caía con rapidez. – ¿En verdad creías que podías escaparte de mí?

Apretó con más fuerza uno de los brazos del bufón notando enseguida su miedo, se podía notar que estaba intentando decir algo pero no dejaba de temblar.

– Cuando te dejé en ésta habitación la última vez jamás creí que ibas a desaparecer, pensar que ésa mujer iba a tener lastima de tí, qué estúpido de su parte.

Hércules no tardó en levantarse del suelo para sujetar al rubio de su cuello con fuerza y levantarlo para después arrojarlo a la cama desordenada.
Al ver a Yolus quejándose por las heridas en ésa cama el gran soberano no tardó para acercarse y subirse encima suyo otra vez.

– Ella misma se condenó, ahora pagará por ello. – La sonrisa que había mostrado ése gran hombre le provocó escalofríos al bufón, sabía que algo horrible podía pasar.

No quería que la reina Afrodita sea lastimada por haberle ayudado, no se merecía éso.

¿Pero qué podría hacer?

Un agarre fuerte a su cabello lo sacó de sus pensamientos, no tuvo tiempo de decir nada cuando el soberano empezaba a devorar sus labios con desesperación.
Intentaba separarse de ése beso pero lo único que recibió fue que lo sujetara más fuerte del cabello.

Estaba desesperado para poder alejarse cuando ése hombre empezó a meter su mano en su pantalón, algo que simplemente lo dejó aterrado.

Tocando cierto lugar y metiendo con brusquedad un dedo y al momento otro, Yolus apenas pudo detener el beso que lo dejaba sin aire para empezar a llorar y querer sacar ésa mano de sus partes íntimas.

– P-Por favor, no lo haga, por favor. – Intentaba cerrar sus piernas con torpeza pero no podía competir contra la fuerza de ése hombre que destrozó la prenda.

Dejando ver la tela desordenada que apenas cubría su desnudez, algo empapado con orina y luego su pierna vendada, parecía que habían cambiado ésos vendajes muy recientemente.

– Mi marca aún sigue aquí...– Acercó su mano para arrancar ésos vendajes pero al primer tirón sólo lastimó a Yolus.

– ¡Espere! Y-Yo puedo hacerlo, déjeme sacarlo por favor. – Cubría su pierna que ahora volvió a doler.

– Házlo rápido.

Al recibir ésa orden sus dedos empezaron a temblar y empezó a quitar el vendaje de manera torpe, no sabía que iba a pasar pero al finalizar apretó la venda en su mano con fuerza sin mirar el rostro de Hércules quién estaba en silencio.
Solo pasó unos segundos para que sintiera una mano tocar su pierna, ése agarre lo había sorprendido.

Yolus había levantado su vista lentamente para notar como el soberano se acomodaba para acercar su rostro, sintiendo su aliento en su piel, acercando sus labios para besar ésa herida que él había causado.

No había dicho nada, sólo se quedó quieto mientras ése hombre seguía besando cerca de su herida, el esclavo no podía dejar de sentirse confundido.

Mi Querido Esclavo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora