Capítulo 7

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Después de haber llorado y ser abrazado por la reina Afrodita, Yolus se había quedado sólo en la habitación.
Hace sólo unas horas atrás había probado bocado de unos trozos de carne y aunque para otros no era suficiente para él lo era.

Después de todo no tenía mucho apetito, su cuerpo aún dolía y también por esa razón no lograba dormir.
Ya no sabía cuanto tiempo más podría seguir sintiendo ése dolor en su recto, aún después de que pasara un dia él no a podido caminar.

Cada vez que quería levantarse de la cama el dolor fuerte en su columna se hacia presente para luego hacerle llorar de dolor.
Aún después de todo lo que pasó, el ataque y la ayuda de la reina Afrodita, en su cabeza sólo pensaba en una cosa y éso era escapar.

Pero en su condición sabía que era algo imposible, no quería ni pensar que pasaría si el Soberano volvería a llamarlo.
Aunque la reina le había dicho que el no llegaría aún por asuntos de guerra, algo todavía le preocupaba.

Tenía mucho miedo, tanto que con sólo recordar el ataque que había recibido dejaba su cuerpo temblando.

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Había pasado quizá una hora y en éso la puerta de la habitación se escuchó dejando ver a la mujer de cabellera rubia entrar y encontrar con sorpresa al bufón desnudo tirado en el suelo a pocos metros de la cama.
Reaccionó rápido y fue hacia él para poder ayudarlo preocupada y asustada, él tan sólo se quejaba por el dolor que estaba sintiendo su cuerpo y mientras era ayudado solamente repetía "tengo que huir".

Afrodita apenas podía mantenerse en pie al tener que ayudarlo a pararse, escuchaba cómo repetía lo mismo y no dudó en hablarle mientras intentaba acercarlo a la cama.

– Yolus por favor calmate, aún no estás en condiciones para caminar. – Cuando estaba cerca de la gran cama el hombre al que ayudaba intentaba apartarla sin hacer caso a lo que decía.

– Por favor, necesito huir de aquí...– Su voz temblaba y al ser acostado en un rincón de la cama él sólo empezó a llorar cómo un niño. – P-por favor...

Su cuerpo desnudo sólo provocaba tristeza, ver los moretones a simple vista y algunas mordidas siendo cubiertos por vendajes le hacia recordar cuando limpió su cuerpo.

– ...Yolus entiende.

– ...Mi señora por favor se lo suplico...– Afrodita escuchaba y veía cómo empezaba a llorar frente a ella. – Yo...no quiero morir así.

– Tú no vas a morir, yo cuidaré de ti.

– ...N-no...– El bufón negaba con su cabeza mientras seguía llorando. – Usted no podrá protegerme de él, lo sé.

– Yolus por favor, calmate...– El hombre aún acostado en la cama empezó a levantar sus manos para tapar su rostro intentando tranquilizar su llanto.

– Si se entera que me ayuda la matará.

Cuando la reina Afrodita escuchó éso último se podría decir que se sorprendió un poco, aunque ya sabía que algo cómo éso podría pasar.
Desde que entró a ése cuarto a ayudar al pobre hombre su vida ya corría peligro.

Sabía que el Soberano, su esposo la mataría o intentaría matarla al meterse en algo que no era de su incumbencia.

Pero ella no podía ser como los demás, ya no quería seguir mirando hacia otro lado o agachar su cabeza y fingir que no vió nada.
Todos eran así, los empleados, los guardias, todo el pueblo era asi por el miedo que le tenían a su esposo.

Yolus se acurrucó en posición fetal en la cama mientras cubría su rostro frente a la presencia de la reina.
Su cuerpo le empezaba a doler hasta que pudo sentir algo cubrir su cuerpo, al observar se dió cuenta que la mujer colocó una manta encima suyo.

La amabilidad de la mujer sólo provocaba que llorara aún más, pero intentaba limpiar las lágrimas que nublaban su vista.
Aún así sintió una suave caricia en su mejilla de parte de la mujer quién lo miraba con tristeza.

– Te ayudaré a escapar ¿De acuerdo?, pensaré en algo para que puedas huir de aquí, aún no se donde podría esconderte pero mientras más lejos sea mejor.

Yolus empezó a sentir una gran felicidad en ése momento, sostuvo la mano de la mujer que aún estaba en su mejilla y no dudó en besarlo como agradecimiento.
Por fin podría escapar de la tortura que había sufrido desde hacía varios días.

La reina Afrodita al ver el gesto del bufón no tardó en abrazarlo, quería salvar al hombre no importa que podría pasarle.

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En el castillo los sirvientes no podían creer lo que estaba sucediendo, la reina había dado una orden para los empleados de la cocina y los hombres que protegían el lugar.
Por un lado tenían que preparar unas canastas de alimento, lo necesario como frutas carnes y agua.
Mientras los hombres conseguirían un buen caballo que tendría que llevar un carro para transportar a una persona, obviamente ya sabían de quién se trataba.

Sabían que la persona que estaba ayudando a escapar era el bufón que vivía en una de las prisiones que semanas atrás daba su espectáculo frente al soberano.
Aunque tenían miedo en ayudar ya que podían meterse en problemas hicieron caso a su reina y ya empezaban a subir todo en el carro que esperaba en la parte trasera del castillo.

Todo estaba listo y cada uno volvió a su puesto, ahora en el cuarto del Soberano la mujer rubia y de vestido largo estaba ayudando a Yolus a vestirse.
Una ropa simple como utilizaban los aldeanos con unas botas negras de piel.

Ella lo sostuvo del brazo para levantarlo de la cama y empezar a dar los primeros pasos junto a ella.
Los pasos eran algo lentos pero al menos podía resistir el dolor ya que minutos atrás había bebido unas medicinas.

– En el carro dejaron más de tu medicina. – Empiezan a acercarse hacia la puerta. – Tómalo sólo cuando el dolor sea insoportable para ti, ¿De acuerdo?

– S-si, muchas gracias.

Al salir de la puerta Yolus pudo ver los pasillos del castillo por primera vez, pudo respirar con alivio y su corazón latía de la emoción.
Su sufrimiento terminaría ése día y no sabía como agradecerle a su reina quién ahora estaba a su lado para poder dar unos pasos.

– Yo...no sé cómo agradecerle, todo lo que está haciendo por mi es...– El bufón se apoyó en la pared del pasillo.

– No digas más...– Sonríe mientras toma su mano y con su otra mano disponible acaricia su mejilla. – Aún me preocupa que te vayas tan pronto pero si quieres irte lo aceptaré.

Todo parecía que terminaría cómo una hermosa despedida, ambos se habían abrazado con cariño y si alguien los viera se quedaría con la boca abierta por el asombro.

Ver a una mujer de alto mando, hermosa y perfecta con un esclavo que no valía nada era algo que no se podía aceptar.

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Afuera del castillo, donde los aldeanos vendían en sus puestos de madera sus alimentos, frutas o objetos artesanales dos guardias caminaban y vigilaban todo a su alrededor.

Hasta que se acercaron hacia la salida a saludar a dos compañeros de trabajo, mientras ellos charlaban y reían sólo uno de ellos había desviado su mirada por un momento.

Y sus ojos veían de lejos una gran tropa, cabalgando sus caballos y notando a simple vista a su líder Hércules.

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Bueno actualicé después de semanas y sólo diré que ésto me costó demasiado, más de lo que creen...algo está mal en mi...💔💔 sólo subí ésto por qué cierta persona lo pedía.😭
Voten, me iré a llorar a un rincón.

Mi Querido Esclavo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora