El hombre de cabellera rubia sólo lloraba, cuando sintió ésa mano en su hombro su esperanza de poder escapar se habían esfumado, pero una voz diferente se había escuchado a su lado.
– Yolus soy yo, no llores mirame por favor...– La persona que había entrado en la habitación había sido Afrodita, le dolió ver la reacción del bufón pero no había más tiempo que perder.
Hércules, su esposo había llegado y ordenando inmediatamente que revisaran por todo el castillo, estaba demasiado loco buscando al bufón y ahora ella tendría que ocultarlo lo más rápido que podía.
Así que ayudó a Yolus a pararse rápidamente y lo acercó hacia una puerta donde ella guardaba sus ropas.Como tenía un buen espacio iba a ser un buen escondite, así que con algo de paciencia lo pudo ayudar a que se ocultara ahí.
– Necesito que hagas silencio, ¿Está bien?, No importa que escuches por favor no hagas ningún ruido.
Yolus sólo lloraba al estar ahora sentado mientras la reina le hablaba, sólo se imaginaba ser descubierto y ser entregado de nuevo al soberano.
Le aterraba qué cosas podría hacerle después de haber querido huir de él, terminaría muerto y de la peor manera o quizá lo atacaria una y otra vez hasta destruirlo completamente, su cabeza era un desastre pero la voz de la reina pudo llamar su atención.
– Yolus quédate conmigo, todo estará bien, sólo cierra los ojos y tapa tus oídos cuando escuches algo.
La mujer le sonrió y luego de ocultarlo con sus ropas y otros objetos cerró la puerta de madera y se fué de la habitación sin antes esconder la ropa que estaba en el suelo.
Yolus escuchó cuando la mujer se había ido dejándolo sólo.Hasta éso el empezó a limpiarse las lágrimas con poco éxito y escuchaba cómo los ruidos se hacían más fuertes.
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.En la sala se podía ver a Hércules dar órdenes a sus soldados y Afrodita se acercó para ver lo que hacía.
– ¿Qué es lo que estás haciendo?, ¿Por que éstos soldados están por todo el castillo?
– Tú deberías saberlo muy bien. – Su rostro empezaba a dar miedo, no parecía el mismo. – ¡Por tú culpa él se escapó!
– ¿De quién hablas?, ¡Vamos dime...! – Afrodita empezó a enojarse, realmente lo odiaba demasiado
– No me hagas enojar mujer. – Se lo podía notar como aguantaba todo su enojo al hablar.
– ¡Ésto es ridículo!, ¡Tú no estás enojado porque los esclavos escaparon!, ¡Sólo te preocupa uno!
– Es suficiente.
– ¡¿Tan molesto estás por qué tu querido juguete se te fué de las manos?!
La sensación fría en la mejilla de la mujer se había sentido muy rápido, el golpe que le había dado su esposo la dejó algo aturdida.
Algunos empleados y soldados habían presenciando lo ocurrido, pero ellos sólo evitaron mirarla.– No vuelvas a provocarme, sabes que podría matarte si quisiera. – Hércules la miraba fijamente para luego llamar a un soldado que estaba parado a un lado. – Revisa la habitación de la reina de inmediato.
– Si señor. – El hombre algo temeroso hizo caso y se retiró para irse hacia donde le había dicho dejando a la pareja solos.
– Espero que no vuelvas a levantarme la voz, por que ahora ya sabes lo que podría pasarte.
La mujer sólo lo miró unos segundos y se retiró del lugar para ir a su habitación, se sentía tan inferior que lo único que podía hacer era tocar su mejilla que empezaba a ponerse algo rojizo por el golpe.
Pero al entrar a su cuarto pudo ver al soldado queriendo abrir la puerta donde Yolus estaba escondido.– ¿Qué haces? – Habló de inmediato la mujer asustando al hombre de armadura para que pudiera voltear a verla.
– Disculpe, pero debo revisar éste lugar también.
– Claro que no, ahí están mis ropas y no dejaré que ningún hombre las vea, si ya terminó de husmear entonces puede retirarse, aquí no hay nada. – Se colocó a un lado de la puerta esperando a que ése hombre se retirara.
El hombre de armadura se disculpó e inclinó ante la mujer para luego irse de la habitación, como ya no había nadie a su alrededor se apresuró para abrir la puerta y ver a Yolus tapándose la boca e intentando controlar su llanto.
La mujer abrazó al bufón de inmediato y él hizo lo mismo, estaban muy asustados por cómo las cosas seguirían pero tendrán que ser fuertes.
Estar con un hombre tan peligroso como el Soberano no era nada fácil..
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.Las horas pasaban y la búsqueda en el castillo también había sido un fracaso total, no había ningún rastro o persona que pudiera darle alguna pista de donde se hubiera ido.
El cielo empezó a oscurecerse y el hombre que era temido aún no salía de su habitación.
Hubo muchos gritos y enojo por haberse llevado algunas cosas de su alcoba, como sus sábanas donde ése bufón había dejado su aroma.
Ya no pensaba con claridad, la ausencia de ése hombre lo ponía muy mal, sólo le quedó las prendas que el rubio tenía puesto la primera noche que lo llamó.No entendía por que razón se había guardado ésa ropa horrenda que llevaba puesto, quizá había sido como una clase de trofeo o sólo lo había hecho sin darse cuenta.
Pero ahora estaba ahí, sentado en su gran cama sujetando ésa ropa bordo contra su nariz.El aroma lo hizo recordar perfectamente, como si estuviera ahí mismo junto a él.
Su otra mano no tardó en bajar hasta su pantalón y sin esperar más sacó su miembro ya duro para empezar a acariciarlo.Estaba excitado, estaba deseando volver a tocar ése cuerpo del rubio cuando volviera de su batalla.
Lo ansiaba tanto que ahora mismo estaba imaginandolo tirado en su cama con ése cuerpo pequeño y sus ojos tan hermosos.Inhalaba ésa tela mientras sus manos aceleraban más sus caricias terminando por eyacular en su mano.
Hércules calmaba su respiración mientras subía su mano derecha con algunas gotas de su propio esperma, empezaba a enojarse y solo arrojó ésa tela en la cama para ponerse de pie y arreglar su ropa.
La gran mesa empezaba a llenarse de las comidas preparadas por los sirvientes, habían muchas cosas para poder degustar como sólo el Soberano podía.
Sólo pasó unos minutos para verlo llegar finalmente a su trono y empezar a beber.Lo único que quería era poder sentirse satisfecho de alguna manera.
En unos minutos más la reina había llegado y se sentó lejos del Soberano, desde que se comprometieron había sido así.
Ambos sentados frente a la gran mesa y comiendo en silencio sin dirigirse la palabra, cualquiera que los viera notaria inmediatamente que no eran una pareja que se amaba pero aún así estaban juntos desde que Hércules la había visto por primera vez hace tiempo atrás para elegirla como su reina aunque ella no lo había querido así.*************
Les dejo éste capítulo, no pensé tardar mucho y trabajar éste día. (Lloro)
Es mi cumpleaños para lo que no entiendan por éso estoy mal jajaja.
No quería trabajar hoy....bueno un saludo y disfruten del cap. 😁
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Mi Querido Esclavo
FanfictionEl soberano está cansado del aburrimiento en su gran palacio, se aburrió de la mujer que lo acompaña cada noche en su alcoba. Ya lo cansaba y fastidiaba, siempre estaba apegada a él. Pero en una noche sus ojos se enfocaron en su bufón que con miedo...