Capitulo 21

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El dolor que había sentido de golpe Yolus había sido horrible, ser sujetado del cabello con tanta fuerza lo hizo recordar cosas horribles que había vivido.

– Mírame...– Se escuchó ésa voz que logró hacer temblar todo su cuerpo del miedo. – ¡Te he dicho que me mires!

Terminó por gritar utilizando más fuerza en su agarre así que el rubio hizo caso aunque con lentitud.

– ¡Te juré que no iba a lastimarte más, qué iba a cuidarte y amarte! – Soltó su cabello con fuerza para luego sujetarlo del cuello y levantarlo del suelo. – ¡Y terminaste por traicionarme!

El rubio no tardaba en ahogarse, la fuerza del hombre era aterradora, solo podía mover sus pies con desesperación.
Ni siquiera tenía fuerzas para levantar sus manos, creía que su visión iba a oscurecerse hasta finalmente fallecer pero éso no ocurrió ya que Hércules no tardó en observar el cuerpo en la habitación.

– No puedo creerlo, ¿Así que ésa perra si terminó por morir? – Hablaba en tono de burla, algo que hizo sufrir más al rubio. – Es una lastima que me haya perdido la oportunidad de hacerle sufrir como tenía que ser, pero al menos me llevaré su maldita cabeza conmigo.

El soberano terminó por soltar al bufón para ir hacia donde la mujer yacia en la mesa, dejando al hombre herido tan desesperado para poder conseguir la voz que no quería salir de él.
Intentando gritar y suplicar que no lo hiciera aún si tenía que rogarle una y otra vez.

– ¡Nooo!, ¡Por favor...! – Empezó a gritar con todas sus fuerzas luego de toser por el dolor en su garganta. – ¡Se...se lo suplico señor!

Empezó a arrastrarse en el suelo mientras veía como el soberano ya alzaba su espalda y agarraba la cabellera de la mujer, colocando el filo en el delgado cuello palido.
Yolus terminó por sujetar la pierna del hombre con todas sus fuerzas mientras le suplicaba que no le hiciera ésas cosas aún si ya estaba muerta.

Verlo llorar y suplicar le gustaba mucho a Hércules aún después de todo el enojo que le había causado, todavía no le perdonaba lo que le había hecho así que le haría sufrir por todo.

– ¿Crees que con tus malditas súplicas vas a hacer que cambie de opinión? ¿Eh? – No tardó en soltarse para darle un gran golpe en su estómago, el grito y llanto del bufón empezó a escucharse por toda la habitación hasta llamar la atención de uno de los soldados de afuera.

Al abrir la puerta pudo encontrarse con su señor y el esclavo que tanto estaba buscando, quiso decir algunas palabras pero enseguida Hércules le ordenó que se retirara y que no lo molestaran.
Así que antes de retirarse no tardó en observar por unos segundos al bufón herido y llorando.

Cuando la habitación quedó en silencio otra vez se empezó a escuchar la voz temblorosa del rubio, mientras volvía a acercarse otra vez hacia los pies de Hércules.

– ...Se lo suplico.– Con todas sus fuerzas empezó a sujetar el pantalón del hombre. – ...Déjela, por favor...

El soberano no tardó en mirar el rostro lloroso y herido del esclavo, no tardó en sonreír satisfecho por su desesperación. Así que se arrodilló y sorprendió al rubio cuando lo sujetó del rostro con fuerza para besarlo.

Yolus creía que iba a vomitar, sentir otra vez ésa sensación le daba náuseas pero tenía que aprovechar ahora que ése hombre empezaba a ceder un poco.
Levantó sus manos temblorosas y las colocó en el rostro del hombre para creer que le gustaba lo que sucedía, por como habia sido sujetado de su cintura con desesperación al parecer había funcionado muy bien pero la falta de aire lo hizo querer alejarse de él.

– Espera...por favor...– Con sólo haber hablado terminó por recibir un gran golpe en el rostro que lo dejó mareado.

– ¡No empieces con tu mierda y quédate quieto! – Arrastró su cuerpo como si se tratara de un juguete para empezar a quitarle la parte baja de su vestuario, tanto era su desesperación que empezó a romper la tela para darle más espacio y poder acomodarse entre sus piernas heridas.

Lo único que pudo escucharse en ésa cabaña había sido un horrible grito desgarrador.
Los soldados sabían que estaba sucediendo pero no hicieron nada y seguían limpiando el lugar juntando los cuerpos sin vida como era normalmente.

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Los gritos estaban siendo callados por el soberano, sin importarle como el pobre esclavo sangraba tras ser ultrajado nuevamente.
Moviendo sus piernas y tratando de alejarlo con tanta desesperación, se podía notar lo aterrado en sus ojos llorosos.

Tardó solo unos minutos para que su débil cuerpo terminara por caer rendido, luego de haber sido llenado por el esperma de Hércules pudo sentir como su visión terminaba por oscurecerse hasta desmayarse.

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No supo cuanto tiempo había estado inconsciente, pero el dolor en todo su cuerpo lo había despertado.
No pudo moverse enseguida hasta que había notado que el soberano estaba en la cabaña junto a él mientras dejaba su espada a un lado.

Al parecer algo le había dicho pero no pudo escucharlo, solo sintió su mano tocar su rostro hasta terminar en su cabello. Luego de eso no recordó nada más, hasta que despertó otra vez notando que era de día, lo único que había hecho fue mirar al techo en silencio mientras escuchaba varias voces de soldados afuera.

Pero el ruido de la puerta le hizo darse cuenta que ya no estaba sólo.

– Veo que ya despertaste, ya era hora. – Seguía sonando enojado aún después de todo lo ocurrido mientras en sus manos traía un plato con comida. – Levántate, tienes que comer.

Yolus no podía mover su cuerpo, ninguna parte de su cuerpo reaccionaba así que como era de esperarse no tardó en escuchar los gritos del soberano.
Sólo se quedó esperando a que volviera a golpearlo o sujetarlo de manera brusca y así fué.

La sensación al mover su cuerpo fue lo peor que pudo sentir, el ardor y las punzadas en varios lugares casi lograban hacerlo gritar pero solo cerró su boca y aguantó lo que pudo mientras sentía como algo caliente salía de su interior.

No pudo terminar su comida y por esa razón recibió uno que otros golpes que por suerte duraron poco.
Terminó recostado en ésa cama pequeña hasta que con la poca fuerza susurraba algo que al hombre no le había gustado.
Preguntando por la reina, por su cuerpo que no se encontraba dónde lo recordaba hasta que Hércules sólo terminó por reírse y contar que su cuerpo había sido quemado junto a los otros aldeanos en la gran fogata que habían armado los soldados para limpiar el lugar.

– Cumplí con lo que habías pedido. – Acarició su cabello por unos segundos para luego acercarse más a su rostro. – No la degolle.

Hércules creía que escucharía el llanto del bufón pero éso no ocurrió, sólo se quedó recostado con la mirada perdida.

Cuando lo dejó sólo en la cabaña se dispuso a estirar sus brazos tranquilo notando a varios de sus soldados descansando o charlando, se podía notar una pequeña montaña quemada dónde quedaba restos de los aldeanos y cierta reina.
Así que no tardó en acercarse y con su espada levantar una pieza negra que al parecer era un hueso terminando por reír y arrojarlo a un lado sin importancia.

Al fin había acabado con ésa mujer, ya nadie podía interferir en la relación que tenía con el maldito bufón.
Ya nadie se atrevería a alejarlo de sus manos, era ridículo hacerlo porque su final sería la muerte y cualquiera lo sabía ahora.

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Aquí el otro capítulo, se que es corto...pero espero sea interesante para ustedes.
El siguiente capítulo ya sería el final así que estoy algo preocupado, pero veamos cómo saldrá 😅😅.
Buenas noches ❤️

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