Capítulo 22

2.2K 129 19
                                    

A veces Yolus volvía a recordar cuando todo había empezado, jamás tuvo un amigo a su lado, se sentía perdido buscando un lugar a donde pertenecer.
De casualidad había llegado hasta ése pueblo donde reinaba una cruel persona, él no lo sabía...

Si tan solo se hubiera retirado de ahí también su vida de seguro sería mil veces más que perfecto que ahora mismo.

Solo por un accidente donde defendió a un hombre mayor que estaba siendo molestado por los mismos guardias del lugar. Pidió que lo dejaran pero terminaron por desquitarse con él llevándole a una especie de calabozo.

Tras quedarse encerrado imploraba que todo había sido un error, cada vez el miedo invadía su cuerpo al notar que no estaba sólo en ése sucio lugar y entonces fue ahí cuando el soberano terminó por escuchar sus gritos.

Nunca supo por qué quería que fuera su bufón, él no era bueno en esas cosas así que sabía que acabaría mal.

Aunque su primera vez ahí, frente a él y con ése horrible traje había sido todo un fracaso los días siguieron así. Por ésa misma razón intentó escapar aunque terminó por recibir varios golpes a cambio.

Quizá se rindió muy rápido pero no podía hacer nada más, terminó por vivir en su nueva celda hasta que ésa noche llegó.
Terminando por ser violado por Hércules y no fue una sola vez, lamentablemente éso se había repetido aún después de tantos momentos horribles que pasaron en el castillo.

Su tortura, su amistad con una persona tan importante, jamás olvidará ése dolor y miedo, jamás olvidará todo lo que ocurrió después.

.
.
.
.

La vida del pobre Yolus no era la misma, ya no era un bufón sólo era un juguete del señor Hércules.
Uno que se quedaba en silencio mientras su cuerpo era acariciado y violado las veces que ése hombre deseaba.

Sólo había pasado dos días desde que todo el plan hecho por la reina había fracasado de la peor manera, dos horribles días en las que su cuerpo había sufrido varios golpes dejándolo casi imposible de estar de pie.

Aún podía notar la luz por fuera de la pequeña cabaña en la que se encontraba, lo observaba fijamente por unos agujeros en las paredes hasta que la voz del soberano lo hizo reaccionar.
Dándose cuenta de lo que estaban haciendo en ése momento, del dolor en su cuerpo que tenía que soportar otra vez estando encima de ése hombre.

– Te eh dicho que empieces a moverte...– Había dicho el hombre de gran tamaño estando sentado en la cama mientras el rubio tenía que complacerlo.

El rubio aún se sentía raro, con la mirada perdida aunque seguía apoyado en el cuerpo del soberano, sabía que no podía hacer lo que le pedía ya que su recto le empezaba a doler cada vez más.
Sabía que hablar sería en vano, que no sería escuchado así que intentó moverse muy poco aunque éso le sacó un quejido de dolor.

– No me hagas hacerlo a mi manera, no te gustará. – Lo observó fijamente para que hiciera caso pero aunque intentara moverse otra vez resultó igual.

Yolus no podía volver a meter el miembro del soberano en él, aunque lo intentara con sus torpes manos le aterraba sentir otra vez éso dentro suyo. Por eso es que empezó a entrar en pánico al escuchar el suspiro del horrible hombre, no quería volver a hacerlo ya que sufría cada vez más.

– Siempre es lo mismo contigo, acércate de una buena vez...¡vamos! – Terminó por gritar Hércules al notar que no obedecía.

Empezando a sujetar su cuerpo desnudo y terminar por besar cada parte de su cuerpo aunque dejando una que otra mordida.
El ardor en su piel empezó a sentirse aunque no quiso gritar, sólo se dispuso a llorar en silencio mientras su cabello cubría su rostro empapado en lágrimas.

Mi Querido Esclavo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora