Capítulo 18

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Aston había recibido varios golpes por parte de Hércules, había perdido su espada así que ahora intentaba estar de pie mientras Afrodita intentaba pasar por el pasillo que guiaba hacía la habitación donde se encontraba Yolus.

El soberano no tardó en ver a ésa mujer así que se apresuró para impedirle el paso pero el soldado que protegía a la reina no tardó en aparecer para volver a alejarlo de ése lugar.
Tenía que bloquear el lugar lo que podía aunque sea para que la mujer pudiera sacar al bufón de ahí.

Podía observar el rostro de Hércules y sabía que le costaría mucho tratar de detenerlo pero lo haría de cualquier forma.

Con solo verlo ponerse de pie Astor no tardó en estar en alerta, observando cómo se acercaba rápidamente para empezar a lanzar golpes contra él. El soldado quiso atacar primero pero con solo dar un golpe en su estómago se dió cuenta que no lo había hecho daño en absoluto.
Quizá éso lo asustó un poco, pero sus miedos aumentaron aún más cuando Hércules lo sujetó del cuello para alzarlo y lanzarlo contra los hombres que seguían luchando entre ellos.

El dolor empezó a sentirse en su cuerpo, Astor sabía perfectamente que algo así ocurriría. Que no podría ganarle en fuerza así que mientras observaba como el soberano pasaba por los hombres que estaban enfrentándose sabía que tenía que retirarse de ahí lo más rápido posible.

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Antes de soltarlo Afrodita no tardó en darle un beso en la frente a Yolus, tenía que ser rápida y sacarlo de ahí antes de que alguien pueda interrumpir en la habitación.
Buscó lo que fuera para poder cubrir su cuerpo desnudo y pasar desapercibido en el castillo así que no tardó en buscar por toda la habitación  algo de ropa.

La mujer se había quedado confundida al encontrar unas ropas diferentes a las otras, una talla más pequeña notando enseguida que no le pertenecía a Hércules.
El vestuario que Yolus había usado tiempo atrás se encontraba en las pertenencias del soberano, un conjunto de ropa llamativo que podría traerle algunos recuerdos horribles al pobre hombre.

Antes de perder más tiempo la mujer dejó esas prendas a un lado para robar otras que podían servirle, unas más normales aunque tenían que cortar lo largo de los pantalones.
Ayudó a vestirlo ya que él no podía moverse rápido por las heridas y se apresuró para sacarlo de la habitación lo más rápido que podía aunque Yolus apenas se mantenía de pie.

– Necesitamos salir de aquí lo más rápido que podamos, no tenemos mucho tiempo Yolus. – Se la podía escuchar muy preocupada mientras lo sujetaba para acercarse a la puerta.

Logrando soportar el peso de su cuerpo y mirando por ambos lados para asegurarse de que nadie llegara hacía ellos, la mujer estaba muy preocupada así que se apresuraba en llevar al hombre hasta el pasillo donde los podía guiar hacía los sirvientes.

– Conseguiremos un carro y nos largaremos de aquí. – Trataba de aguantar el peso del hombre que apenas daba pasos lentos. – Ésta vez te sacaré de aquí Yolus, no importa lo que cueste lo haré.

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Los soldados estaban ganando la batalla, ya no había vuelta atrás... cualquiera se daría cuenta que no tardaría mucho para que los demás pudieran acabar con los que seguían en el castillo.
Astor aún no quería darse por vencido pero sabía que había perdido la guerra, ya no tenía sentido en ordenar la retirada ya que los aldeanos no saldrían del castillo con vida.

Se lamentaba cada perdida de los hombres que estaban ayudandolo, que morían uno por uno en ése lugar alejados de los pocos familiares que tenían.
El soldado intentaba levantarse pero sus piernas no tenían las fuerzas suficientes, sólo miraba hacia el suelo mientras unas cuantas gotas de sangre empezaban a caer.

Se sentía muy adolorido, tan cansado que respirar ya era difícil para él, pero la voz del soberano había llamado su atención.

– ¡Acaben con todos! ¡Los quiero a todos muertos! – Observó a Astor aún en el suelo pero no sé acercó a él, tenía algo mejor que hacer ahora mismo y no perdería más su tiempo.

El hombre que acompañaba a Afrodita sintió miedo cuando Hércules se había retirado, sabía perfectamente a dónde iría.
Temía por la vida de la reina así que no tardó en levantarse del suelo aunque su abdomen empezaba a doler.

Intentaba pasar por los hombres que estaban ahí presentes pero hubo uno que no tardó en acercarse a él para cortarlo con su espada, Astor cayó al suelo al tratar de esquivarlo dándose cuenta que ése soldado era uno de sus ex compañeros.

– ¡No puedo creer que terminaras traicionando a nuestro Rey, eres un estúpido Astor! – Se acercaba de a poco al soldado herido que intentaba ponerse de pie otra vez.

– Fué la mejor elección que pude haber hecho, tú no lo entenderías. – Tomó una espada de uno de los cuerpos muertos en el suelo para volver a estar armado.

– ¿Creíste que podías acabar con su vida?, ¿Estás loco?

– ...Siempre supe que no podría hacerlo, pero de todas maneras quería intentarlo. – Astor no tardó en sonreír logrando enojar al soldado frente a él.

Acercándose rápidamente para volver a atacar con las pocas fuerzas que podía tener su cuerpo.

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Hércules no tardó en volverse loco al darse cuenta que su querido Yolus no se encontraba en la habitación, no tardó en apretar sus puños al darse cuenta que todo era por culpa de ésa maldita mujer.

– ¡Ésa perra...! – No tardó en correr hacia el único lugar donde te llevaba el pasillo, corriendo como un animal desesperado para destrozar a su presa.

Ésta vez iba a acabar con la vida de ésa mujer, tenía que haberlo hecho hace tiempo pero la había dejado huir, ése fué unos de los errores más estúpidos que podía haber cometido.

El soberano no tardó en llegar hacia varias habitaciones encontrándose con varios de los sirvientes, todos se asustaban por su presencia y aún más cuando eran amenazados para que dijeran si vieron pasar a Afrodita.
Algunos quisieron cerrar sus bocas pero cuando el soberano estaba a punto de acabar con sus vidas uno de ellos no tardó en hablar, completamente asustado y temblando empezó a decir que la mujer si había pasado por ahí y les pidió unos caballos.

Hércules dejó al hombre para salir del castillo de una buena vez, encontrándose a lo lejos cómo Yolus se encontraba en el carro y a ésa maldita mujer a su lado.
La desesperación del hombre no tardó en notarse, gritando el nombre del bufón y logrando que el rubio lo pudiera observar aunque sólo escondió su rostro con miedo al entrar en pánico.

El soberano no tardó en enojarse cada vez más, estaba a punto de ir hacia ellos aunque tuviera que correr pero Astor había aparecido para derribarlo.

La reina no tardó en observar lo que ocurría a lo lejos, tenía muchas ganas de bajar de ahí y ayudar a Astor para huir todos juntos pero un grito de su parte la detuvo.

– ¡Huye de aquí!

Afrodita pudo notar como del castillo empezaban a salir varios soldados, ya era tarde en querer bajar y llevárselo consigo así que se aguantó las ganas de llorar y se alejó lo más rápido que podía.
Aún cuando sus manos temblaban pudo oír como Hércules gritaba y a Yolus avisarle que estaban empezando a arrojar una lluvia de flechas hacía ellos.

La mujer sólo siguió adelante mientras Hércules empezaba a golpear al hombre que trató de atacarlo.

No satisfecho con éso llamó a uno de sus soldados para que le entregue su espada, ellos pudieron entenderlo enseguida así que tan sólo se quedaron a observar lo que iba a ocurrir.
De cómo uno de sus ex compañeros trataba de respirar con dificultad mientras ése cruel hombre empezaba a cortar su garganta lentamente.

Algunos evitaron verlo aunque Hércules no tardó en ponerse de pie para arrojar su cabeza al suelo como si fuera un pedazo de basura inservible.

– ¡Preparen los caballos!, ¡Quiero la cabeza de Afrodita ésta noche!

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Ya estamos en el final de ésta historia, espero lo disfruten mucho. ❤️❤️

Ahora veamos cómo terminará ésto.😊😊

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