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No sabía si lo que Beomgyu había dicho era verdad, Soobin en ningún momento, luego de aquello, había llegado a su habitación por lo que creía y lo que había dicho su amigo era una total mentira. La única vez que lo vió llegar a su habitación fue cuando llegaron por Beomgyu.

Estaba tranquilo en ese punto pero por el otro lado le asustaba que Soobin si lo hubiera visto, aunque su miedo más grande mejor dicho, era que su madre se enterara, su madre de por sí ya odiaba a Beomgyu, si se llegaba a enterar de aquello,  su amistad tendría que ser dada por terminada.

Su madre lo había llamado cuando era la hora de la cena, no quería bajar, no quería siquiera verle el rostro a Soobin pero si no bajaba se ganaría un castigo aún peor. Bajó con cuidado las escaleras tratando de llevar un perfil oculto pero al llegar al salón... Se topó con esos ojos.

¡¿Cómo se había olvidado de el?!

Jungwon al verlo se había levantado corriendo hacia la cocina por lo que Yeonjun corrió detrás de él, ¡El lo habría atrapado!... Si tan solo el niño no hubiera gritado mientras corría.

– ¡Papá, papá, papá! — gritó acelerado en busca de su progenitor al sentir los pasos de su hermano mayor más cerca. — ¡Papá, Yeonjun me quiere golpear!

Soobin podía jurar que esos gritos eran normales ya, eran niños por lo que entendía que a diario gritaran, pero el escuchar algo romperse no era normal, el ruido Provino desde la sala. Abrió la puerta de su despacho corriendo por el pasillo al escuchar los llantos ahora de su hijo, eran gritos desesperados o quizás de miedo.

– ¡¿Yeonjun, que está pasando?! — la vista no era mala pero se asustó como nunca al ver el rostro de su hijo menor con manchas de sangre un una de sus mejillas. — Bebé, ¿Que te pasó? — se agachó levantando en brazos a su hijo al verlo llorar. — ¿Que te hizo Yeonjun? — abrazó con más fuerza el pequeño cuerpecito al sentir los brazos de su pequeño aferrarse a su cuello.

– Yo no... Él tiene sangre... — habló entre pequeños sollozos llevando su bracito de nuevo a sus ojos manchando aún más su rostro por lo que ahí dedujo que no era su hijo quien estaba sangrando.

– ¿En dónde está Yeonjun, bebé?

Sabía que Sunoo estaba dormido pues ya era tarde para que estuviera despierto por lo tanto solo quedaba Yeonjun.

– Está en el baño de allá. — su dedito señaló al final de el pasillo el baño que jamás se usaba por lo que con cuidado bajó a al más pequeño.

– Ve con tu mami, ¿Sí?... Dile que te cambie y te limpie. — dejó un beso en la frente de el niño antes de que éste corriera de regreso a la sala.

La casa era grande, era tan grande que habían dos plantas pero por seguridad Sunhee, había decidido que ellos durmieran en la segunda, por lo tanto las tres habitaciones que estaban en la primera planta estaban vacías, la cuarta habitación la había tomado Soobin para crear una especie de oficina y así mantener organizado su trabajo.

Caminó hasta el fondo de el pasillo observando así la luz de el baño encendida desde la orilla de la puerta. Tocó un par de veces escuchando en respuesta la manecilla encenderse.

– Yeonjun ábreme, ya sé que estás ahí, así que házlo. — volvió a tocar la puerta siendo nuevamente ignorado por lo que tomó la manecilla abriéndola con fuerza observando al adolescente lavar sus manos.

– Es tu casa, ¿Por qué me pides que haga algo yo? — habló seco mientras volvía a tomar el jabón pasándola por la herida. — Pero no te preocupes, ahora me voy al de mi habitación. ¿Me dejas usar el baño de tu casa?

You Wanna Piece Of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora