Yo soy Nivarna

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— ¿en donde esta el niño?—preguntó la princesa al verme bajar sola

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— ¿en donde esta el niño?—preguntó la princesa al verme bajar sola.

— lejos de las manos de Adrián— conteste viendo a este.

— Nivarna, Adrián no le haría daño— negó la princesita. 

— no sabes nada...— susurre sentándome en el comedor.

— hemos mantenido vigilado a los desterrados que dejamos libres— me informo Adrián.

— esta bien. Una pregunta...

Todos pusieron atención en mí.

— Adrián— le llame— ¿huelo a desterrada?

Él alzo una ceja 

— ¿quieres saber si apestas?

— si.

— no, tu esencia es diferente, hueles más como a— se quedo pensativo— absolutamente nada.

— ¿en serio?

— bueno no, tu olor es algo sutil, como a tierra mojada...

— ¿eso quiere decir que Nivarna no es desterrada?—preguntó Taylor.

No...

— eso es correcto— apoyo Adrián —¿de que manada fuiste desterrada?

Oliver a mí lado noto que me tense.

— ¿o tu madre era desterrada?—preguntó Taylor.

— hora de entrenar— omití preguntas y salí de la mansión observando a Said esperando a fuera.

— ¿cuando les dirás?— preguntó.

— pero que metiche.

— Nivarna— sentenció.

— cuando sea el momento sabrán que ni siquiera tuve familia.

Él negó con la cabeza y Said fue quien me ayudo con el entrenamiento de la princesa. Haciendo que en un mes y medio lograra desgonzarse y que en un mes superara la velocidad de una humana.

Mi cabello se pego a mi rostro cuando Taylor paso corriendo a mi lado.

— cuarenta minutos— dije mirándola agotada— rodeaste la mitad de la manada en cuarenta minutos.

— mejor que la vez pasada...—dijo con dificultad.

— un poco más y lograras tu objetivo.

Taylor tiene un objetivo que la impulsa a seguir y por el cual entreno un mes y medio sin parar.

— estoy cerca... Solo tengo que hacerte caer y lo tendré.

Reí y le extendí mi mano.

— como digas.

— señorita— dijo Said a Taylor, él le señalo su pantalón por atrás  y ella se cubrió avergonzada.

DesterradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora