Ataque a la manada

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Mire la luz del sol entrar por la ventana, no sabia ni siquiera la hora

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Mire la luz del sol entrar por la ventana, no sabia ni siquiera la hora.

Me gire y lo único que encontré fue una flor.

Me senté en la cama y la tome arrancando un pétalo, llevaba un día aquí y la noche no la pase tan mal, me levante  y busque mi blusa para no sentirme tan descubierta.

Sostuve mi cabello en una coleta y entre a la ducha.

— Solo falta la marca...

Claro que ella no desaparece.

— todo a su tiempo— fue lo único que dije, lo de anoche me dejo claro que sin duda era él mi alma gemela.

Salí del baño y al levantar la mirada me encontré con la princesita.

— ¿a caso no saben tocar la puerta en esta manada?— pregunte molesta.

— pensé que habías escapado

— quisiera...— dije sentándome en la cama, la ropa de cazadora seguía ahí y aunque no me agradaba la idea tenia que hacerlo.

— ¿acaso lo hicieron?—preguntó viendo la habitación

—¿hacer que?—pregunte haciéndome la ingenua.

— tú sabes...— reiría por la inocencia de la chica.

— la verdad que no tengo idea de que hablas.

— pfft no importa, cámbiate y bájate para desayunar.

— claro.

Ella salio cerrando la puerta detrás de ella, me cambie y me coloque la ropa de la los cazadores, tan pronto como me la puse camine hacia el espejo y vi mi reflejo.

— me veo tan patética— dije observando mi cuerpo— pero es cómodo—me estire y todo estaba bien.

Deje mi cabello suelto y me apresure a bajar al comedor.

Al llegar la única en la mesa era Taylor.

— ¿en donde están ellos?—pregunte sentándome delante de ella.— ¿acaso hoy no habrá esposas?

— Oliver te dio un voto de confianza y Adrián no tuvo más que aceptarlo.

— el... el desayuno luna— dijo una chica sirviendo las cosas en la mesa.

Me controle y no las moleste hasta que dejaron todo en la mesa, Taylor observaba cada uno de mis movimientos y eso solo me causaba más gracia.

— ¿sucede algo?— pregunte empezando a comer.

— ¿por qué eres desterrada? ¿De que manada vienes?

Sus preguntas eran directas y una de ellas se me dificultaba decirlas.

DesterradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora