Capítulo 28

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—¿Creen que debamos esperarlo? —Pregunté, sin saber qué hacer.

—No lo sé —Suspiró Rashid.

Los tres nos quedamos callados, ninguno sabía muy bien qué hacer. Alex no tenía su mirada implacable, estaba tan intranquilo como nosotros. En vista de esto, me acerqué a él para rodearlo con mis brazos y sobarle la espalda. Estábamos demasiado tensos.

Los tres nos alertamos cuando vimos a Ozan salir por la puerta, dirigiéndose a nosotros a paso lento, con los ojos cristalizados. Los tres nos pusimos rápidamente de pie, preocupados por el aspecto de nuestro amigo. Rashid dio un paso hacia Ozan y él se detuvo frente a Rashid.

—¿Qué pasó Ozan? —Preguntó, completamente preocupado.

Ozan no respondió, sólo soltó su pequeño sollozo acompañado de una risa muy corta. Incluso antes de que pudiésemos mirarlo con la confusión que sentíamos él ya había atrapado a Rashid en un fuerte abrazo.

—Son los mejores —Murmuró.

Finalmente entendimos lo que estaba ocurriendo. Lo habíamos conseguido.

Rashid correspondió con fuerza al abrazo. Yo estaba tan feliz que no me resistí abrazar con fuerza a Alex.

—Te lo debemos, mi pequeño —Le susurré al oído. Él sólo rió.

—¿Qué pasó? ¡Cuéntanos! —Exclamó Rashid con una sonrisa cuando se separaron.

Alex y yo lo mirábamos atentos mientras se limpiaba los ojos con las yemas de sus dedos.

—El vídeo que hicieron lo hizo cambiar de opinión —Dijo con una sonrisa muy amplia—, el sujeto que decía que un equipo de Turquía me tenía en consideración lo convenció, asique conversamos de lo que iba a pasar y... podré volver a entrenar.

—¡Eso es fantástico! —Exclamé.

—Les debo tanto, son los mejores —Volvió a decir Ozan. Los tres nos acercamos a abrazarlo.

Estaba emocionado de que, por fin, realmente tenía posibilidades de cumplir su sueño. Al separarnos, Rashid suspiró.

—Lástima que entraremos a cuarentena de nuevo.

Bufé. Era verdad, habían anunciado en los noticieros los lugares que entrarían a cuarentena por aumento de contagios, asique durante ese tiempo el restaurant estaría cerrado y no podremos salir.

—No importa, estoy demasiado feliz como para angustiarme por eso —Sonrió Ozan.

Todos reímos.

Tuvimos que comenzar a despedirnos pues el toque de queda empezaría en algunos minutos. Rashid se fue por su lado, y yo me encargué de acompañar a Alex hasta su residencial nuevamente. Esta vez no era como la anterior, ahora lo llevaba de la mano, sin miedo alguno.

—Quiero proponerte algo —Dije, intentando no sonar serio. Alex volteó a verme, sin dejar de caminar.

—¿Está todo en orden? —Preguntó.

—Sí, es sólo que, ahora que habrá cuarentena no podremos vernos mucho así que estuve pensando... ¿Qué opinas de pasar la cuarentena en mi casa? —Le pregunté.

Por alguna razón, no me sentía nervioso. En el fondo sabía que la idea le gustaría.

—Estaría genial —Sonrió contento—, sólo tengo que decirle a Rubén y esperar que no se aloque.

Reí nervioso, eso era verdad.

—Si quieres puedo subir a hablar con él —Ofrecí.

—Está bien, yo lo haré, él sabrá que es mejor eso a estar saliendo todo el tiempo para vernos.

—De acuerdo pequeño, si necesitas ayuda me avisas —Dije tomando su nuca y dejando un beso en su frente.

—Nos vemos Frank —Sonrió él.

Comencé a devolverme para ir a mi casa, pero sólo di un par de pasos antes de que escuchara la voz de Alex, tímido.

—¿Frank?

Me volteé, mirándolo a los ojos.

—¿Sí?

Él no dijo nada, sólo caminó hacia mí, bajó mi mascarilla y la suya, puso sus manos tras mi cuello y me besó. Lentamente, con toda la calma del mundo. Yo no me quedé atrás, obviamente le correspondí, poniendo mis manos sobre su cintura.

—Te amo —Murmuró cuando nos separamos apenas unos pocos centímetros.

Yo sentí que mi corazón dio un vuelco, me sentí enternecido a más no poder. Sólo sonreí ampliamente, lo abracé por la cintura con fuerza y volví a besarlo.

—Yo también te amo, mi pequeño.

Tras la mascarilla (Staxxby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora