Capítulo 14

137 26 21
                                    

El domingo estuve todo el día sintiéndome terriblemente culpable, estaba avergonzado de haberme masturbado pensando en Alex. No podía creer que lo había hecho, no era correcto.

Me di una larga ducha, creyendo que eso tal vez me relajaría, pero no me ayudó ni un poco. Seguía sintiéndome abochornado. Incluso sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas.

Ya no lo podía negar, si lo hacía me sentiría aún peor, asique me paré frente al espejo con una toalla rodeándome la cintura, apoyé mis manos en el lavabo y suspiré pesadamente, mirando mi reflejo.

Tomé aire y lo dije.

—Te gusta Alex... —Le hablé a mi reflejo, pero éste no pareció convencido. Hablé más fuerte— Te gusta Alex.

Tenía que convencerme de eso con urgencia, de lo contrario, iba a terminar carcomiendo mi mente. La verdad era obvia, me había enamorado de un chico por primera vez en mi vida, el problema era que aún no lo asimilaba.

Me alejé del espejo sin lograr mi objetivo, me tiré en mi cama y volví a suspirar, cubriendo mi rostro con mis manos.

—No puedo creerlo... —Murmuré.

Ni siquiera había encendido mi móvil, sabía que tendría mensajes de Ozan y tal vez de Rashid, pero ese día no tenía ganas de tener contacto con la gente.

Y así fue.

No fue hasta el día siguiente que volví a mí mismo. Lunes, debía trabajar por la tarde así que, cuando ya fue hora, me vestí con el uniforme y me encaminé al restaurant.

Ozan y Rashid ya estaban allí.

—Oye Frank ¿Está todo en orden? —Preguntó Ozan— Nunca viste los mensajes que te mandé el sábado.

—Lo siento, es sólo que estaba indispuesto, no tenía ganas de hablar con nadie.

—¿Pasó algo con Alex?

—No, para nada, sólo soy yo y mi mente.

—¿Crees estar en condiciones para trabajar? —Preguntó Rashid, algo consternado.

—Sí, me servirá para despejar mi mente.

El turno no fue duro ese día, afortunadamente para mí. Pero a las pocas horas después, entró al restaurant un sujeto que me parecía haber visto antes. Ozan, haciendo su trabajo, lo recibió, y yo alcancé a oír lo que decían.

—Bienvenido al restaurant Kabak —Saludó amablemente— ¿Gusta una mesa o desea algo para llevar?

—No, en realidad estoy buscando a alguien llamado Frank —Dijo con seriedad—, sé que trabaja aquí.

Me sorprendí, ¿Qué quería ese sujeto? ¿Quién era?

—... —Ozan titubeó un poco— Enseguida.

Ozan se acercó a mí, extrañado.

—Frank, hay alguien que te está buscando.

—¿Quién es? —Pregunté, creyendo que, tal vez, Ozan lo conociese.

—No tengo idea —Respondió—, creí que tú sabrías.

—¿Está todo en orden? —Preguntó Rashid, dejando un platillo en el mesón para otro camarero.

—Un sujeto está buscando a Frank —Ozan me miró pensativo— ¿Quieres que te acompañemos?

—Este sujeto no me da buena espina —Lo analicé—, creo que tal vez necesite ayuda.

Me acerqué a él, mientras Rashid salía de la cocina y se quedaba a unos pasos, junto con Ozan. El sujeto me miró con desconfianza.

—¿Tú eres Frank? —Preguntó.

—Sí, soy yo ¿Quién lo busca?

—Me llamo Rubén —Dijo sin más— ¿Crees que podamos apartarnos un momento? Necesito hablar contigo.

—Sólo serán unos minutos, aún estoy trabajando —Luego apunté a mis amigos con el pulgar—, y ellos se quedarán cerca.

—Claro, no hay problema.

Ambos caminamos hasta alejarnos un poco de las mesas. Ozan y Rashid se quedaron cerca, aunque dándonos nuestro espacio.

—Verás —Comenzó—, soy amigo de Alex, él me ha hablado mucho de ti, por eso sé que trabajas aquí.

—¿Está bien él? —Pregunté, comenzando a creer que, tal vez, algo le había pasado.

—Sí, lo está —Respondió—, al menos por ahora.

—¿Qué? —Lo miré confuso.

—Estoy aquí para saber qué pretendes con Alex —Declaró, yo abrí mis ojos con sorpresa—, sé que tal vez estoy siendo algo precipitado, pero prefiero clarificar todo antes de que algo salga mal.

—Aun no comprendo de qué estás hablando —Dije sincero.

—No sé qué tienes de especial, pero sí conozco a mi amigo, y cada vez que habla de ti se comporta diferente de lo normal, algo en él cambia, algo en sus ojos, y sé dónde termina eso —Hizo una pausa para suspirar—. No quiero que sufra, si él no fuese importante para mí no estaría aquí, pero es mi mejor amigo.

—¿Estás diciéndome que Alex siente algo por mí? —Pregunté sorprendido, ocultando esa pizca de esperanza en mi pecho.

—No lo sé, no me ha dicho nada, es probable que no todavía, pero no quiero que de pronto empiece a sentir algo y se entere de que todo fue un juego.

Me volteé un momento a ver a mis amigos. Sus expresiones eran indescriptibles, tenían los ojos completamente abiertos, totalmente impactados con lo que Rubén estaba diciendo. Volví a verlo a él, fue ahí que finalmente lo reconocí. Era el amigo que lo fue a buscar en el coche el fin de semana, el que vivía con él. Recuerdo que Alex mencionó que podía llegar a ser algo sobreprotector, ahora lo comprendía.

—Frank, dime la verdad —Su voz se oyó aún más seria— ¿Qué intentas con mi amigo?

—Si me permites el comentario, tal vez sí estás siendo precipitado, yo realmente no creo que Alex tenga sentimientos por... —Me interrumpió.

—¡Sólo...! —Alzó la voz, se tomó un momento para no alterarse— Sólo dime si sientes algo por él. De lo contrario, tengo que pedirte que dejes de actuar como lo estás haciendo, porque poco a poco le estás dando ilusiones.

—Ni siquiera sé si a él le gustan los hombres.

—¡Eso no importa! ¡Respóndeme! —Gritó dando unos pasos hacia mí

—¡Hey! —Se puso alerta Ozan, acercándose rápidamente y poniendo una mano sobre el pecho de Rubén, deteniéndolo— Baja tu tono.

—¡Frank, responde!

—Cálmate —Le dije serio. Él me miró con coraje, pero dejó de forcejear con Ozan. Yo tomé aire—. Sí me gusta y mucho, y me encantaría que me diese una oportunidad de estar con él, pero dudo mucho que él quiera ¿Sí?

Por primera vez me sentía seguro de mí mismo diciendo eso. Rubén guardó silencio un momento. Yo desvié la mirada hacia Ozan, que aún sostenía a Rubén, los ojos de mi amigo estaban totalmente abiertos, sorprendidos de lo que acababa de decir. No me arrepentiría, aún me costaba creerlo, pero ya sé que es verdad.

—Te dije la verdad, no sé si Alex te corresponde —Comenzó a hablar, más calmado—, sólo espero que, si lo hace, no le hagas daño, porque si eso pasa —Me miró fijamente—, te encontraré.

Con un gesto le indicó a Ozan que lo soltara y se fue por donde llegó. Los tres nos mantuvimos un momento en silencio. Rashid fue el primero en hablar.

—¿Estás bien? —Preguntó cauteloso.

—Sí —Suspiré—, será mejor que volvamos al trabajo.

—Hey —Llamó Ozan, ambos volteamos a verlo—, tenemos que hablar al terminar el turno.

Yo sólo asentí con la cabeza.

Tras la mascarilla (Staxxby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora