Capítulo 24

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Mientras caminábamos, lo miré curioso, con una incógnita que acababa de llegar a mi cabeza.

—¿Rubén sabe que te quedaste conmigo? —Pregunté, recordando que era él quien iba a buscar a Alex después de un juego.

—Sí, le mandé un mensaje mientras estaba en la galería.

—Bien, no quisiera tener problemas con él —Comenté y, una vez más, Alex soltó una pequeña risa.

Su risa se hacía cada vez más recurrente, y adoraba ser quien la provocara.

—Bueno, no tengo nada planeado —Confesé, cohibiéndome un poco—, te estoy llevando a mi casa a pasar una tarde conmigo solamente.

—Vaya, entonces sí es un secuestro —Dijo divertido—, me agrada la idea.

Reí.

Al llegar a casa me sentí nervioso. Sabía que Alex no estaba enfermo de nada, pues había recibido los resultados de su test de contagio ayer y eran negativos, y yo había recibido mis resultados negativos durante la semana. Entonces no hacía faltar usa la mascarilla.

Sería la primera vez que nos veríamos sin mascarilla, estaba nervioso, pero, al mismo tiempo, emocionado.

Me puse frente a él, aun sujetando su mano. Al parecer, él también se había dado cuenta de lo mismo que yo, pues estaba comenzando a devolverse a ser el chico cohibido de hace unas semanas.

—Tranquilo —Le dije suavemente—, si quieres no hace falta que te la quites.

Él tomó aire, soltó mi mano y, dudoso, comenzó a levantar sus dos manos.

Descolgó la mascarilla de sus orejas con ambas manos lentamente y la bajó con timidez, dejándome ver su rostro completo por primera vez. Tenía labios delgados, y su vello facial no era más que un bigote pequeño y una corta barbita, muy adorables.

Nunca había tratado de especular cómo sería su rostro debajo de la mascarilla, pero sin duda alguna, era más precioso de lo que hubiese imaginado.

—Es tu turno —Dijo, un poco incómodo.

Sonreí en un suspiro, mi miedo se había reducido sustancialmente. Tomé uno de los elásticos con una mano y retiré la mascarilla hacia el costado.

Lo primero que vio Alex de mí, fue una sonrisa. Él también sonrió.

Di un paso hacia él, y acaricié su mejilla con mi pulgar, sin la tela de por medio. Su piel era inimaginablemente suave. Bajé mis caricias hasta su perilla e hice que me mirara a los ojos.

—Estoy completamente enamorado de ti, Alex —Murmuré.

Noté como, poco a poco, sus mejillas se tornaban rosadas. No podía estar más feliz.

—Yo también estoy enamorado de ti... —Respondió del mismo modo, con una pequeña sonrisa.

No esperé más. Tomé su rostro y, finalmente, besé sus labios directamente, sin nada de por medio. Me sentía invencible, victorioso, más aún cuando sentí las manos de Alex tomar mi rostro con fuerza. Comencé a mover mis labios con lentitud y él me correspondió, llevando sus manos a mi cuello. Rodeé con mis brazos su cintura, pegando su abdomen al mío, e inconscientemente, lo incliné levemente hacia atrás.

Al acabar el beso, lo único que se separó fueron nuestros labios, pero nuestras frentes y narices aún seguían unidas. Ambos teníamos la respiración levemente agitada. Yo abrí un poco mis ojos, aún ensoñado, mientras llevaba una mano a su nuca. Él aún tenía sus ojos cerrados, y también hacía presión sobre mi nuca, ninguno de los dos quería separarse un solo centímetro del otro.

No hacían falta palabras en ese momento, no hacía falta nada más. Lo tenía entre mis brazos, podía sentir su calor corporal, podía sentir su respiración, incluso su corazón sobre mi pecho. Lo sentía a él.

Volví a acercar cuidadosamente mis labios a los suyos, como si quisiese revivir el momento para asegurarme de que fuese verdad. Pero claro que lo era. Esta vez fue él quien terminó de unirnos.

Lo adoraba, amaba esa determinación que de pronto surgía en él. 

Tras la mascarilla (Staxxby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora