Capítulo 37

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Abigail: Rashid dio positivo

Al día siguiente nos llegó a todos ese mensaje de Abigail, me sentí mareado, realmente me había impactado. Tenía miedo, no quería que le pasara nada a Rashid, pero me daba ánimos a mí mismo. Rashid no era parte de la población de riesgo, no tenía alguna enfermedad que se agravara con la presencia de un virus, era un joven saludable; lo más probable era que pasaría enfermo un par de semanas y luego regresaría a casa, sano y salvo.

Alex también estaba preocupado, él y Rashid se habían vuelto buenos amigos. Entre los dos nos dábamos apoyo mutuo.

Pero todo empeoró cuando, a los pocos días después, Abigail nos dio nueva información.

Abigail: Rashid está grave, fue trasladado a un centro de atención médica.

No podía imaginar lo mal que lo debía estar pasando Abigail, pues si nosotros, que éramos sus amigos, estábamos angustiados; ella, que era su novia, debía estar completamente destrozada. No sabía qué hacer.

Nos dijeron que se podía hacer visitas al hospital, sin peligro de contagio si se siguen todas las normativas, pues los hospitales son los lugares más sanitizados de todos, pero sólo podía ir una persona a la vez, sin acompañante. Por eso, un día, le dije a Alex que iría. Él tenía miedo de que me contagiara, pero ambos sabíamos que si había un momento en el que Rashid necesitaba apoyo era ese.

Fui. Al entrar me tomaron la temperatura y sanitizaron mis manos. Pregunté por direcciones y me indicaron el piso y el pasillo. Llegué a un lugar que bien podría parecer un zoológico de humanos, las personas contagiadas tras grandes y gruesas ventanas que parecían vitrinas de exhibición, algunas cubiertas por cortinas, otras no. Llegué a la de Rashid, intentando no mirar a las demás personas y la imagen que vi fue completamente desconcertante.

Rashid tenía los ojos cerrados, inconsciente, sus brazos a cada lado de su cuerpo tenían un montón de agujas y tubos incrustados, tenía un respirador atorado a la nariz y un monitor cardiológico marcando un lento palpitar. Él estaba muy pálido, muy delgado, su cabello y barba crecidos y desordenados, tenía manchas y puntos en el cuerpo por las agujas, y toda la euforia y energía que pareció haber tenido alguna vez parecía metafórica, como si nunca hubiese existido, como si se hubiese extinguido hasta la más mínima llama de su ser.

No me contuve, la imagen era demasiado impactante, sólo comencé a llorar a mares, intentando limpiar el rastro de cada lágrima que caía para no humedecer la mascarilla.

Me quedé unos minutos observándolo, intentando decirle con la mirada que tenía que ponerse mejor. Tenía que enterarse de que nuestro plan había funcionado a la perfección y que Ozan iría a Turquía a convertirse en un futbolista de verdad. Tenía que despertar para contarle todo lo que he vivido con Alex gracias a que él y Ozan me convencieron de que me gustaba. Tenía que recuperarse y tener una familia con Abigail, tenía que cumplir su sueño de tener un hijo.

No pude más, me limpié las lágrimas con mi brazo y, soltando un sollozo, y salí de ese espantoso lugar lo más rápido que pude.

Al llegar a casa mandé a la mierda mi protocolo, solo me arrojé a los brazos de un muy preocupado Alex a llorar. Alex estuvo consolándome el resto de la tarde, lloramos juntos y nos calmamos juntos.

Tras la mascarilla (Staxxby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora