Capítulo 23

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Cuando ya había terminado el partido, Ozan partió al pequeño camarín a refrescarse junto a algunos otros jugadores. En ese rato, Rashid, Alex y yo nos dedicamos, cada uno con su móvil, a recolectar las opiniones de algunos de los muchachos que estaban aún por el lugar.

Cuando ya habíamos grabado suficientes nos reunimos los tres.

—Chicos —Dijo Rashid, algo serio— ¿Alguien más notó al sujeto fuera de la cancha?

Alex y yo volteamos disimuladamente y nos percatamos de la persona a la que se refería Rashid. Era un sujeto alto, vestía ropa deportiva negra y un abrigo que la cubría, también negro. En sus manos tenía una libreta, un lápiz y su móvil.

—No lo había notado —Dije.

—¿Qué tiene? —Preguntó Alex.

—Ha estado ahí parado desde que empezamos a jugar.

—Qué raro —Dije indiferente, restándole importancia. Pero Rashid seguía inquieto por el sujeto.

—Voy a hablar con él —Dijo y, sin esperar respuesta, se acercó al hombre.

Alex y yo vimos incrédulos cómo Rashid iba a hablar a un sujeto que, para él y para mí, no tenía la menor importancia. Rashid comenzó a hablarle a una distancia prudente, pues no sabíamos si ese hombre tenía un seguimiento de tests de contagio como los de quienes jugábamos. Podíamos oír levemente lo que decían, pero no entendíamos nada pues, curiosamente, el sujeto hablaba en turco, como Rashid. Luego de cruzar un par de palabras con el sujeto, vimos cómo Rashid sacaba su móvil de su bolcillo y grababa al hombre hablar. Al terminar se despidió de él sonriendo y volvió con nosotros contento.

—¡Sabía que debía hablarle! —Comentó cuando se nos acercó de regreso.

—¿Quién era? —Preguntó Alex.

—Es parte del personal técnico de un equipo de Turquía.

—¿¡Qué!? —Exclamé, impactado— ¿Y qué diablos hace aquí?

—No sé cómo, pero oyeron acerca de Ozan y lo mandaron a analizarlo, le pedí si podía grabarlo diciendo en turco quién era y dar su opinión de Ozan para el vídeo y lo hizo —Dio un chillido emocionado—. Si esto no convence al padre de Ozan de que él tiene futuro en el fútbol, no qué que lo haría.

—¡Pues eso es fantástico! —Exclamé emocionado.

—¿Qué es fantástico? —Preguntó Ozan, acercándose a nosotros.

Rashid y yo nos quedamos en blanco, sin saber qué decir. Pero no sé por qué me sorprendió que Alex reaccionara rápido.

—Rashid consiguió una cita con una chica.

Los tres miramos a Alex, y Rashid rápidamente le siguió la corriente.

—Sí ¿Recuerdas que te hablé de una chica llamada Abigail? —Ozan asintió— Pues acabo de conseguir una cita con ella.

—¡Eso es genial! —Exclamó contento, dejando un amistoso golpe en el brazo de su amigo. Rashid sonrió— ¡Ese es mi Rash!

Los cuatro reímos.

—Bueno muchachos —Dije dirigiéndome a Ozan y a Rashid—, hablando de citas, hoy tengo que secuestrar a Alex, así que ya nos vamos yendo.

Alex soltó una pequeña risa tímida.

—Claro, nos vemos pillos —Sonrió Ozan.

—Hasta luego —Dijo Rashid.

Tomé la mano de Alex, sin vergüenza ni miedo alguno y comencé a dirigirme a mi casa.

Tras la mascarilla (Staxxby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora