Capítulo 1.

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Bien, escribir un libro es mucho más difícil de lo que pensaba, sobretodo si se escribe sobre algo duro, reciente, algo que todavía afecta. Pero aún así opino firmemente que cada persona debe contar su historia, por aburrida o fascinante que sea merece ser contada, ¿por qué no? Es la única forma de dejar huella en el mundo, sean pocas o muchas las personas que conozcan tu historia significa que de verdad llegaste a existir un día, que eras real, que no fuiste un simple espejismo.

Es doloroso tener que rebuscar en la mente antiguos recuerdos que quedaron en el olvido, duele volver a echar un vistazo atrás, revivir el pasado, pero lo que más me duele realmente es ver como dejé que mi vida se estropeara sin poder hacer nada para evitarlo.

Como me permití a mí misma llegar tan lejos y como permití a determinadas personas jugar conmigo y con mis ilusiones. Como perdí el control de mí misma, de mi mente, de mi propio cuerpo. Por suerte, todos los errores sirven de lecciones, te ayudan a aprender, a madurar y a no repetirlos. Cualquier equivocación es bienvenida, siempre y cuando aprendas de ella, por supuesto.

He leído en muchas ocasiones la famosa frase 'lo que no te mata te hace más fuerte' y bajo mi propia experiencia quiero decir que eso es falso. Al menos no en mi caso, lo que no me mató nunca me hizo más fuerte, en absoluto.

Mi nombre es Raquel, y, para ser sincera no tengo claro el motivo por el cual mis padres escogieron ese nombre para mí, si fue casualidad o tiene una historia detrás o un por qué, nunca me he interesado, tal vez sea hora de saberlo.

 Puedo decir que desde pequeña siempre he sabido que no soy una persona normal, no estoy muy segura de la palabra que me definiría pero si tengo que usar alguna para definirme diría que soy especial o diferente. Esas son las palabras que normalmente usan las personas cuando se refieren a mí, pero ¿de verdad soy especial? ¿soy diferente? ¿o sólo lo dicen para contentarme? No lo sé, no lo sabré.

Quizás lo decían para que yo misma me lo creyera y dejara de sentirme tan miserable, para que no me martirizara por esto también tal vez, o puede ser que lo decían porque era cierto, pero me han mentido y engañado en tantísimas ocasiones que no confío en nada de lo que me digan, por muy sinceras que sean las palabras. No puedo, lo siento, no puedo creer ni siquiera en mí. Estoy demasiado rota en todos los aspectos posibles. 

Alma gélida y de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora