Capítulo 12.

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Sentí ganas de llorar, no podía ser verdad, de casi siete chicas que éramos en el grupo ni siquiera una le había tocado conmigo en clase, ¿cómo era eso posible? ¿quién mierdas se encarga de hacer las listas? ¿cómo podían arruinarme la vida nada más entrar en el instituto?

Vale, sé que puede sonar bastante dramático y exagerado, pero juro que así me sentía, entre que se me daba fatal hacer amigos y que estaba en ese nuevo lugar infernal no era capaz de pensar qué hacer, cómo actuar, me había quedado bloqueada. Estaba sola, no podía asimilarlo todavía. Me había tocado lidiar con algo que realmente no esperaba, y no podía imaginarme cómo sobreviviría a ello.

Mis amigas lamentaron o al menos fingieron lamentarse de que no estaría con ellas, trataron de infundirme ánimos diciéndome cosas tipo: 'igual si hablas con la directora y le pides que te cambie de clase te deja, o haces un intercambio con otro alumno que se quiera cambiar' o 'no te preocupes, en los cambios de clase, horas libres y recreos estaremos juntas', ánimos que se los agradecí pero eran en vano, claro, que fácil, ellas iban a estar juntitas todo el rato, yo era la que se quedaba excluída.  

Alma gélida y de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora