Capítulo 4.

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Ya desde el colegio algunos chicos y chicas me consideraban rara, fuera de lo común; y por ese motivo era el objeto de todas las burlas. 

Puede parecer una tontería, pero algunos niños por muy pequeños que sean hacen comentarios tan hirientes y crueles que duelen demasiado, hasta el punto de que se queden grabados en la cabeza, y por más que pasen los años ahí están las palabras atormentando una y otra vez. Pienso que es algo que nunca se llega a olvidar. 

Verdaderamente yo no tenía idea de qué tan diferente era, me consideraba normal, como ellos; pero parecía que estaba equivocada, al menos eso es lo que decían, que no era como ellos. Nunca supe en qué sentido lo dijeron, tampoco es que me importe ya. 

Era muy bajita y aniñada para mi edad, siempre aparenté menos edad de la que de verdad tengo, supongo que es algo bueno, me gusta conservarme joven. Y no estaba delgada como prácticamente todas las chicas de mi clase, pero tampoco estaba obesa, simplemente tenía un cuerpo común y corriente, ni gorda ni flaca. Al menos eso creía yo.. que no estaba tan gorda. 

Toda la felicidad que tenía empezó poco a poco en transformarse en todo lo contrario, en tristeza y desilusión. Y todas las burlas y todos los comentarios que oía sobre mí hicieron que me convirtiera en una chica tímida, cohibida, asustada... 

Me volví una persona insegura y no sabía relacionarme con los demás niños, ese maldito temor de no saber encajar con los demás, desde pequeña eso ya venía conmigo, cogiéndome de la mano. 

No fue mi culpa, nunca hice daño a nadie. Aún... Y sin embargo se empeñaban en joderme la existencia, día a día. Como una maldita rutina. No sé por qué me hacían esto.

Alma gélida y de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora