Capítulo 10.

141 6 0
                                    

El tiempo pasó demasiado deprisa, lo que tarda en apagar una vela una fuerte corriente de aire. Igual de rápido.


Finalicé mis estudios en la educación primaria con unas notas excelentes. Según todos los profesores y profesoras que tuve durante mi estancia en el colegio coincidían en que tendría un futuro brillante y lleno de éxito, pues era una alumna estudiosa, responsable y una chica formal y de buen corazón. Que equivocados estaban.


Puedo afirmar con total seguridad que la peor época de mi vida, la que hizo que casi destruyera mi futuro fue en el momento en el que pisé por primera vez el instituto. Y no le echo las culpas al instituto en sí, para nada, el edificio no tenía la culpa; pero las personas con las que me tocó lidiar y las cuales me arruinaron la existencia y me anularon como persona sí tuvieron la culpa. Todos ellos fueron culpables de casi todas las desgracias que sufrí y viví a partir de esos años.


Alma gélida y de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora