Capítulo 9.

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Era demasiado extraña para ser una persona normal, y todos a mi alrededor parecían notarlo; me trataban como a una especie de bicho raro y sinceramente no les culpo, yo misma sabía lo atrozmente rara que era. 

No era del todo consciente de que los días pasaban demasiado rápidos, entré en una aburrida rutina: ir al colegio, llegar a casa, comer, hacer deberes, leer, estudiar, tomar una ducha, cenar, acostarme. Una y otra vez, día tras día, exactamente lo mismo, sin ningún cambio. Eso acabaría hartando a cualquiera pero yo ya estaba hecha a eso, me parecía costumbre. Me alimentaba tan bien que poco a poco era como si estuviera hinchándome, mis piernas se estaban poniendo enormes. Demasiado gordas. Y sinceramente me daba igual, ¿qué persona con siete u ocho años se preocupa de eso? Ay... si supiera mi yo del pasado en quien se iba a convertir mi yo del futuro... Hubiera puesto remedio sin pensarlo dos veces. Lo puedo asegurar.


Alma gélida y de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora