Capítulo 11.

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Las cosas seguían exactamente igual, nada empeoraba, pero tampoco tenía la intención de mejorar.

Estaba harta.

Llevaba semanas sin poder conciliar el sueño; algunas veces era insomnio, otras la imprudencia de Andrés. Las peores eran cuando la desesperación se apoderaba de su ser, acelerando su pulso de manera dolorosa, quitandole el aire, haciendole creer que moriria —aunque claramente no iba a ser así, como siempre—. Y las más infernales, aquellas de las que sencillamente no podía escapar, eran cuando todo lo anterior, sucedía a la vez.

ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ sᴏᴍᴏs ɴᴏsᴏᴛʀᴏsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora