Capítulo 17.

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—¿Estás bien Merari? —preguntó Zoé.

No lo estaba, en lo absoluto. Tenía un maldito dolor de cabeza, tan fuerte, que parecia que alguien la había golpeado con un martillo.

—Es la segunda vez que me preguntas.

—Lo sé, es solo que te ves algo... cansada.

No había pasado una buena noche, porque no había sido capaz de cerrar los ojos por más de diez segundos sin pensar que Andrés podría entrar a su departamento en cualquier momento.

—Estoy bien, déjame en paz.

—Es que hace días te ves muy mal y...

—¡Dije que estoy bien!

Merari se levantó de su asiento, no sin antes lanzarle una mirada indescifrable que hizo sentir incómoda a Zoé, luego se alejó mientras Harper se acercaba a la mesa.

—¿Por qué salió huyendo así?

—Se le hacía tarde para el trabajo.

—Eres mala mintiendo, ¿lo sabías?

—No soy mala, me descubres fácil.

Harper suspiró suavemente mirando a Merari a lo lejos. En los últimos días había estado de mal humor, aunque intentaba disimularlo siendo amable.

—Merari no la ha pasado bien, lo sé y te conozco lo suficiente como para saber qué quieres ayudarla, pero creo que deberías dejarla en paz unos días.

—¿Cómo puedes decirme eso? ¡Somos amigas! No deberíamos dejarla sola...

—Sus amigas, no sus heroínas —tomó su mano, mirándola fijamente—. Zoé, no puedes interferir con las luchas de nadie, solo acompañar sí así lo desean. Merari ahora no lo quiere. Y eso está bien. ¿Por qué no mejor vamos por un helado? Eso puede mejorar tu ánimo.

El tacto de Harper fue suave, tímido, electrizante y reconfortante. Debajo de esa apariencia ruda e intolerante, Zoé había descubierto a alguien muy dulce, amable y que sabía conversar.

—Y cuando Merari decida que quiere compañía, la invitaremos por uno —sonrió—. ¿Te parece bien, Zoé? Dime.

Zoé no pudo responder a su pregunta porque había dejado de escucharla apenas tomó su mano. Y ahora todo lo que podía pensar, era en lo grandioso que era sentir su piel contra la suya.

—Creo que nunca te lo he dicho, pero me gusta mucho pasar tiempo contigo.

—A mí también me gusta pasar tiempo contigo. Lo disfruto mucho. —sonrió una vez más, después la llevó con ella.

‧₊˚✿༉:・゚

—¿Cómo te fue? —preguntó Daniel.

Al fin había terminado la última clase del día, por lo tanto había terminado el último examen de la semana. Y ella estaba a nada de colapsar ahí mismo.

—Creo que bien. —respondió tensa.

—A mí no me fue tan mal. Eso creo.

Hubo un silencio abrumador.

—Esta semana has estado muy sola.

Merari no tenía la mínima intención de mantener una conversación con Daniel. Le agradaba mucho, pero no era un buen momento. Se sentía fatal.

—¿A dónde quieres ir con eso?

—Hace rato vi como le hablaste a Zoé —dijo y no parecía que su intención era incomodarla, sino saber por qué—. Usualmente eres amable con las personas, en especial con tus amigas y creo que las personas como tú, no explotan así por cualquier cosa —de pronto todo se volvió incómodo, por alguna razón— ¿Estás bien, Merari?

ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ sᴏᴍᴏs ɴᴏsᴏᴛʀᴏsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora