—¿Esto es solo por... flores?
—No. —le respondió Merari.
El oficial suspiró con fastidio.
—Las flores no son acoso. —expresó molesto—. Tampoco ninguna de las barbaridades que ha estado diciendo.
—No me está entendiendo. —replicó tensa. Llevaba más de veinte minutos explicándole la situación con Andrés—. Esto no es solo por las flores...
—Escuche, tengo mejores cosas que hacer que lidiar con su paranoia —la interrumpió con fastidio. Y entonces Merari supo que era completamente inútil, que por más que hablara y explicara, el oficial no estaba escuchándola, ni tenía la intención de hacerlo—. Si no quiere a ese sujeto, solo sea clara con él, pero no trate de arruinarle la vida con una acusación falsa, sólo porque deja flores en su puerta todos los días.
Merari se quedó paralizada mientras las palabras del oficial atravesaban su pecho de manera cruel, provocandole un deja vu sobre la última vez que estuvo en una fiscalía, por culpa de Andrés.
Se había alejado más de cuatro mil kilómetros de su hogar y de todas las personas que realmente amaba; había trabajado duro para entrar a la universidad que quería y mudarse a la ciudad de sus sueños, en un lindo departamento en el que anhelaba construir su nuevo hogar. Tenía una nueva vida. Un trabajo estable. Nuevos amigos.
Y aún así.
No importaba cuánto tratara de huir.
Estaba estancada en el mismo lugar.
—Escuche, no tengo todo el día. —comentó el oficial obligandola a reaccionar, luego hizo un ademán para que se retirará de su oficina—. Espero que tenga un buen día. —dijo, sin siquiera mirarla.
Merari estrujo su mochila entre sus manos, apretándola contra su pecho. Retuvo sus lágrimas. Se levantó de su asiento y sin más, se fue del lugar.
Nadie iba a ayudarla.
El sistema era cruel e incompetente y solo protegía a los que veía como a sus iguales, al resto los dejaba por su cuenta, abandonándolos a su suerte.
‧₊˚✿:・゚
¿Y sí de verdad estoy exagerando?
¿Y sí sólo estoy siendo paranoica?
Merari estaba en la cafetería que se encontraba cruzando la calle, frente a la facultad, comiendo un sándwich notchicken junto a su portátil y un par de libretas, adelantando algunas tareas antes de ir al trabajo. Tratando de concentrarse solo en ello, aunque era completamente inútil. Sus pensamientos no la dejaban en paz; eran caóticos, arrasadores y abrumadores.
Probablemente sí, lo estoy siendo.
Entonces vio a Harper y Zoé saliendo de la facultad. Las extrañaba mucho, pero las había estado evitando luego del incidente que ocurrió hace unos días. No sabía cómo acercarse a Zoé, menos como disculparse, en especial porque Harper nunca la dejaba sola.
—Te compré un caramel macchiato.
Merari apartó la mirada del ventanal para encontrarse con Daniel de frente. Estaba rígido, prácticamente inmovil sosteniendo dos vasos de café, con una expresión bastante seria. Casi cómica.
—Sé que eres vegana, así que lo pedí con leche vegetal. —continuó y luego aclaró su garganta bastante nervioso—. Es una forma de disculparme por haber sido un imbécil contigo el otro día. No debí haber dicho nada sobre tu aspecto, fue grosero e innecesario, porque aunque no trate de decir que te ves horrible, sé que se entendió así porque no supe expresarme bien. Y lo lamento mucho. Eso estuvo muy mal.
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ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ sᴏᴍᴏs ɴᴏsᴏᴛʀᴏs
Narrativa generaleMerari está a punto de mudarse a Nueva York. Una ciudad que le cambiará la vida, que la sacudirá, arrastrará y alejará de todo aquello que creía que estaba bien, obligándola a ordenar sus prioridades. Se que suena horrible, pero no te preocupes, el...