Merari estaba acostada en el sofá con los ojos irritados de tanto llorar y los labios heridos de tanto morderlos por la desesperación que albergaba en su pecho. Había pasado toda la tarde ahí, porque sentía que no podía ir a ninguna parte en ese estado, mucho menos ver a nadie. Hasta que llegó un punto en el que no pudo llorar más, aunque seguía sintiendo ese maldito dolor infernal. Entonces se preguntó en donde había comenzado todo. Las reacciones de Andrés, las pesadillas, el dolor insoportable en pecho. Todo.
¿En qué momento las cosas se convirtieron en esto? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué estoy así?
La puesta de sol se veía a través de la ventana y los últimos rayos de luz del día, iluminaban sus ojos hinchados de tanto llorar. Ya no estaba ahí, sino, en otro momento, recordando algo que no quería, que la llenaba de vergüenza:
—¡Dime quién carajo es ella! Ya que todo lo sabes. —Andrés levantó la voz.
—¡Deja de fingir que no lo sabes!
—¡Tú deja de inventar disparates! Lo que dices no es verdad. ¡Entiéndelo! ¿O tienes pruebas de lo que dices Merari?
—No, pero te he escuchado hablar por las noches, tus excusas ridículas sobre el trabajo —respondió—. Son distintas.
—¡Grandioso! —interrumpió lleno de indignación— ¡Esas son tus pruebas! Cosas que solo están en tu puta cabeza
Andrés soltó una risa burlona, que la hizo sentirse humillada y confundida.
—No están solo en mi cabeza...
—¿Es que no lo entiendes? ¡Estoy aquí solo por ti! ¿Para que mierda buscaría a alguien mas, cuando solo te amo a ti?
Sabía perfectamente que Andrés no era del todo honesto, lo sentía en su pecho, pero estaba sintiendo tantas cosas que estaba confundida y además cansada.
—Mirame. —se arrodilló frente a ella—. Lo que siento por ti es tan real que no deberías tener la menor duda. Y si embargo, las tienes. ¿Por qué, Merari? ¿Qué demonios esperas de mí? ¿Qué sea perfecto? ¡Dime! Porque no sé qué más hacer —se alejó de golpe—. Estoy muy preocupado por ti, últimamente actúas extraño, imaginando cosas so...
—¡Qué no es imaginación, carajo!
—¿Entonces dime qué mierda es?
—¡Es la maldita verdad, solo eso!
—¿Estás completamente segura?
—Yo... lo estoy. —musito despacio.
—No me lo parece. Y es normal, sabes perfectamente que no deberías fiarte de tu mente, porque puede que te esté haciendo una mala jugada. Recuerda...
—¡Basta! Ni siquiera lo intentes...
—¿Intentar qué? ¡Estoy preocupado por ti, mi vida! Estás mal de la cabeza. Imaginas cosas, siguiendo el rastro de una mujer que no existe, mientras me espías. ¡Estás perdiendo la cabeza!
—¡No trates de hacerme quedar como una maldita estúpida que no sabe de lo que esta hablando! —exclamó tensa —. No estoy imaginando nada Andrés, no intentes engañarme. ¿Por qué no terminamos con todo esto de una vez? Si ya tienes a alguien más, es lo mejor.
—¿Asi que ese es tu maldito plan? —preguntó molesto cambiando toda la situación—. ¡Esto es una completa mierda! Todo lo que aseguras es una mentira que te has inventado sola. Me estás atacando sin fundamentos, por algo que no hice —de pronto suavizó su voz—. Mi vida, ya no quiero seguir discutiendo. Mírame un momento —tomó su rostro entre sus manos, suave, aprovechandose de la situación—. Lo siento tanto, por lo que sea que te haya hecho pensar eso de mí. Yo nunca te haría daño. Te amo, mi vida. ¡Te amo!
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ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ sᴏᴍᴏs ɴᴏsᴏᴛʀᴏs
General FictionMerari está a punto de mudarse a Nueva York. Una ciudad que le cambiará la vida, que la sacudirá, arrastrará y alejará de todo aquello que creía que estaba bien, obligándola a ordenar sus prioridades. Se que suena horrible, pero no te preocupes, el...