Había algo especial en los días de lluvia en Nueva York que hacía todo mejor. Quizás solo era la tentación de caminar bajo la lluvia sin importarle nada más que su felicidad o la paz que ofrecía el sonido del agua al caer. Quizás no era más un simple día de lluvia en Nueva York.
—Te traje un cafecito caliente con leche vegetal de soya. —extendió su bebida.
Zoé estaba esperándola en la entrada, como siempre, con una linda sonrisa.
—¿Has estado aquí parada todo este tiempo? —preguntó algo preocupada.
—No, llevó como diez minutos aquí.
Eran buenas amigas, casi inseparables a pesar del poco tiempo que llevaban juntas. Se hacían bien la una a la otra, sobre todo Zoé a Merari, pues en una vida que comenzaba a odiar, ella era «el pequeño lado bueno de las cosas».
—Gracias por el café. Eres tan dulce.
—Es una forma de agradecerte por las galletas que me diste ayer, aunque mi compañera de cuarto se comió todas.
—¿Solicitaste tu cambio a Goddard?
—Sí, pero no sé cuánto van a tardar en darme una respuesta o algo. Igual, creo que me gusta más estar en Rubín.
Comenzaron a caminar hasta su salón de clases y al llegar se dieron cuenta de que una hermosa chica de largo cabello rosa estaba sentada en su lugar, lo cual no le hizo gracia a Merari.
—Disculpa —carraspeo—, pero estás en nuestro lugar. ¿Te puedes retirar?
—No veo su nombre por ningún lado.
—Nadie le pone nombre a su asiento, solo los asignan. —respondió molesta.
—Pues, asignaron mi trasero a este.
Merari fruncio el ceño al ver la sonrisa en su rostro, lo cual puso con los nervios de punta a Zoé, pues nunca había visto a su amiga actuar de esa manera tan antipática.
En un día normal, se hubieran reído.
—Mery, esta bien. Vamos a sentarnos atrás. —dijo Zoé, tratando de cambiar la situación.
Harper arqueo la ceja con una mirada llena de satisfacción, lo cual sólo hizo que la molestia de Merari aumentará. Sin embargo, después de un momento de reflexión aceptó tomar la mano de Zoé, quién la llevó al asiento de atrás.
—Jóvenes, tomen asiento. La clase va a comenzar. —exclamó la profesora.
La clase fue un poco tediosa, al menos para Merari que estaba de un pésimo humor, con un agudo dolor de cabeza que no hacía nada más que aumentar.
—¿Estás bien? —preguntó Zoé.
—Sólo me duele un poco la cabeza.
—¿Sigues molesta por lo que pasó?
—No, solo estoy algo estresada.
Merari era una persona muy amable, pero también temible, alguien a quien le gustaba tener el control de las cosas. No obstante, últimamente no tenía el control de nada y mucho menos de las cosas que sentía, es por eso que en los últimos días, siempre estaba de mal humor, susceptible ante cualquier cosa que no le parecía.
Era un desastre.
Al final de su tercera clase decidieron ir a la cafetería por una bebida, antes de caminar un rato por el Washington Square Park. Y ahí se encontraron con Harper, la chica de cabello rosa.
—Esto debe ser una maldita broma.
—Ojalá lo fuera. —masculló Harper.
—No discutan, por favor —dijo Zoé.
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ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ sᴏᴍᴏs ɴᴏsᴏᴛʀᴏs
Ficción GeneralMerari está a punto de mudarse a Nueva York. Una ciudad que le cambiará la vida, que la sacudirá, arrastrará y alejará de todo aquello que creía que estaba bien, obligándola a ordenar sus prioridades. Se que suena horrible, pero no te preocupes, el...