Capítulo 6.

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—¿Cómo va todo? —inquirió Samara.

Merari estaba cepillando su cabello, mientras hacia una videollamada con Samara, después de pasar las últimas semanas intercambiando mensajes insípidos con ella por falta de tiempo. Hace unas horas que había regresado a casa del trabajo, porque los sábado salía más temprano. Así que acomodo sus cosas, tomo un baño caliente y le envió un mensaje a su mejor amiga, para acordar una cita en la distancia.

—Creo que bien, ¿y tú como estas?

—Bien, algo aburrida. Mañana inicio mi pasantía en el hospital. —suspiró. 

—¿Estás nerviosa? —ladeo la cabeza.

—No, pero sabes muy bien que no soy buena, ni delicada al relacionarme con las personas que apenas y conozco. 

—Tal vez no, pero sé que serás una de las mejores enfermeras que existen.  

Samara sonrió agradecida, como solo lo hacía con su mejor amiga, pero al no saber que responder, le preguntó:

—¿Así que el lunes inician tus clases?

—¡SÍ! No puedo creer que en dos días iniciará todo. ¡Estoy tan emocionada! —expresó con honestidad— Y eso que hace un mes que llegué a esta ciudad.

—Yo no puedo creer que hace un mes fue la última vez que te abrace —dijo con pesar— Te extraño tanto, Merari.

—Yo también te extraño mucho, Sam.

—¿Quieres ver una película?

Samara cambió de tema rápidamente, como siempre. Usualmente no sabía expresar sus sentimientos sin sentirse avergonzada, pero Merari lo entendía.

—Yo siempre quiero ver una película.

—Más te vale que solo conmigo. 

Merari formó una sonrisa en la comisura de sus labios y prosiguió a hacerle un par de sugerencias a su mejor amiga sobre las películas que podrían ver, aunque era una situación difícil. Samara odiaba las películas románticas que a Merari le encantaban y Merari odiaba las películas de terror que Samara adoraba.

—Solo tenemos dos opciones: Howl no Ugoku Shiro o Hotaru no Haka. ¿Cuál eliges? —preguntó Samara, otra vez. 

—¡No lo sé! Ambas me hacen llorar. 

—¡Por favor, tú lloras con todo!

—¡Déjame en paz! 

—¡Vamos Merari! Escoge una ahora. 

—¿Y por qué no eliges tú, Samara? 

—¡Porque siempre me toca hacerlo! 

Al final, se decidieron por la primera opción, así que ambas se conectaron y continuaron platicando tranquilas.

Las cosas con Samara, siempre eran así: tranquilas, divertidas y comodas.

Se conocían desde hace quince años, cuando Elena se mudo con una niña de seis años a la casa de a lado. Sola. Recién separada. Solo con doscientos pesos para sobrevivir la quincena. Y con una deduda enorme por esa casa.

Y desde ese entonces, no habia ni un solo recuerdo en el que no estuvieran juntas. Como aquella vez que Merari se discolo el brazo derecho, jugando futbol, porque piso el balon en lugar de patearlo o aquella vez que Samara le dio un puñetazo limpio en la nariz a su padre, para luego salir corriendo y subirse a la bicicleta de Merari que  estaba esperandola cerca del lugar.

Eran prácticamente inseparables, por lo menos, hasta que Merari se mudó.

—Es hermoso saber que ellos siempre estuvieron destinados. —dijo Merari. 

—¡Es tan irreal, tan mágico! —expresó Samara, compartiendo esa emoción. 

—¡Deseo que algún día alguien me regale un campo lleno de flores, así de precioso! —dijo Merari entre suspiros. 

—Yo lo haría, solo si tuviera el dinero necesario para hacerlo, pero aún no termino mi carrera y aún hay muchas cosas que pagar. —suspiró con pesar.

—Dímelo a mí —hizo una mueca—. De cualquier forma, si nadie lo regala un enorme campo lleno de flores, me lo regalaré yo misma. —sonrió precioso. 

—Tú siempre dices eso, ¿no es así? 

—¿Qué me regalaré un gran campo de flores? —soltó una carcajada inocente.

—También, pero me refiero a que tú siempre dices que harás las cosas por tu cuenta. Y no hay nada de malo en eso, al contrario, creo que es una de las cosas que mas admiro de ti —dijo con el corazón en la mano— pero me gustaría que por una vez en la vida, no tuvieras que luchar arduamente por todo eso que quieres y mereces.  

—Sam —su corazón comenzó a latir con fuerza, demasiado rápido ante las honestas palabras de su mejor amiga.

—Te amo mucho Merari, mucho. Eres la persona que más amo en el mundo.

ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ sᴏᴍᴏs ɴᴏsᴏᴛʀᴏsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora