22- LA SORPRESA DEL ALEMÁN

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LYON
-¿Alguien quiere volver a explicarme por qué hacemos esto? -pregunté fastidiado.

-Porque son mis amigos y me quieren mucho -enfatizó Joaquín muy sonriente mientras Mathew y yo lo mirábamos con ganas de querer matarlo.

-Cuando dijiste: clases de baile. Me imaginé que bailaríamos salsa, tango, baile de salón; no que nos trajeras a una clase de baile en tubo. -replicó Mathew molesto.

-¡Había que salir de la rutina muchachos!

-¿Mathew que dices si lo matamos? -le pregunté al rubio y este sonrió.

-Y arrojamos su cuerpo al rio, ¡ahí nadie lo encontraría!

-¡Ey! -gruñó Joaquín -¡Que malos amigos son y mira que los traigo aquí para que se diviertan! Esto es muy bueno, ya verán. Cuando sus novias se deleiten con su baile, veremos si siguen quejándose ¡van a besar el piso por el que camino!

-¡Buenos días señores! -aprecio un tipo que se veía como un muñeco ken con ajustados shorts de licra. -¿Preparados para la clase?

-¡Si! -exclamo Joaquín.

-No.

-No -dijimos Mathew y yo al unísono.

-¡Me gusta ese entusiasmo!
"Dios mío, mátenme ahora".

Había cuatro tubos en el salón y cada uno estaba parado al lado.

-Lo primero que deben hacer es sostener el tubo así. -el hombre puso la dos manos sobre el tubo. -Ahora suban la pierna alrededor de el...

"No, no puedo. ¡Pido que alguna alma caritativa me mate ahora!".

Mathew y yo nos miramos espantados por ver al hombre contorsionarse en el tubo, mientras que el único que parecía feliz de la vida era Joaquín.

-No es tan difícil muchachos. -nos animó Joaquín haciendo lo mismo que hacia el instructor.

-Este desgraciado definitivamente ha venido antes. -me susurró Mathew.

-Concuerdo. Es eso o en su vida pasada fue bailarín exótico y
lo lleva en la sangre.

-¡Lo estoy escuchando eh! -exclamo Joaquín enfurruñado.

-¡Es que esa era la idea! -respondí. Quería en serio regresar en el tiempo y no haber aceptado la propuesta de Joaquín.

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La fusión con las empresas Abernathy estaba pactada aunque eso duplicaba más el trabajo, porque el heredero de Douglas era un completo inexperto en la materia. Ya había terminado de redactar los documentos y contratos de compra, ya era mi hora de almuerzo y estaba comiendo en la oficina compañía de mi novia.

-Lyon... - Yusle llamó mi atención y miré los bonitos ojos oscuros de mi novia- Ya escribí el primer capítulo del libro.

-Eso es bueno. -ella miró sus manos nerviosa -¿Qué pasa?

-El libro está inspirado en nosotros. En cómo nos conocimos -fruncí mi ceño. -¡No te molestes! Cambié los nombres y agregué algunos detalles. Te juro por mi madre que quise escribir otra cosa pero no podía, solo tú estabas en mi mente. Quería pedirte que cuando tuvieras tiempo leyeras el primer capítulo. Lo envíe tu correo, dame tu opinión y si no te gusta lo desechare de inmediato. Lo juro.

Aún tenía mi ceño fruncido y ella me miraba con ojitos de borrego desollado, se veía tan ilusionada pero coño también era mi historia, ya estaba involucrado en esto. Al menos Yuslevi estaba pidiendo mi permiso para hacerlo.

©Amor en Seattle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora