YUSLEVI.
La búsqueda de un nuevo trabajo se me hacía extenuante, ya había ido a una entrevista para un puesto de recepcionista en una empresa en ascenso. Joshua me había hecho el favor de conseguirme la cita con uno de sus clientes que era muy amigo de él, esta vez sí tuve un buen presentimiento, no fue tan desastrosa como la que me consiguió Lyon, ahora estaba en la plaza de la ciudad sentada en una banca descansando mis pobre pies que dolían por los tacones que tuve que ponerme para ir presentable.Tenía la extraña manía de mirar a las personas a mí alrededor, ellas estaban tan ausentes y concentrándose en sus propios problemas como para notar mi mirada. Podías descubrir mucho si mirabas a alguien con detenimiento, había unos que parecían estar frustrados y luchaban por no demostrarlo, otros felices con sus parejas, algunos con sonrisas falsas o los que no se molestaban en ocultar que les cagaba todo de la vida.
Tan inmersa estaba en lo mío que me tomó de sorpresa cuando un hombre se me acercó.-Es para ti -me mostroo su bloc de dibujo y sonreí al verme dibujada en una de sus hojas.
-Oh, vaya. Mejor que una foto -el sonrió satisfecho. -Capturaste mi mejor ángulo, me veo mejor que cuando uso filtros de Instagram.
-Es porque eres realmente muy hermosa. -el hombre no debía estar entre los treinta, tenía unos ojos mieles que te llamaban la atención, el cabello color castaño ondulado y era bastante alto, tal vez esté por el metro ochenta y tanto.
-Pues gracias por decirlo -me levanté de la banca y se notó la gran diferencia de altura entre ambos.
-Me llamo Ares. -extendió su mano y por cortesía se la apreté.
-Yuslevi.
-¿Yuslevi? Primera vez en mi vida que escucho un nombre así de peculiar. -dijo con una sonrisa de galán.
-Si ya lo sé, mi nombre completo es una composición bastante estrafalaria. Bueno gracias por el dibujo.
-¿Qué era lo que te tenía tan concentrada mirando a todos?
-Eso es privado.
-Oh, perdóname lo metiche -dijo con falsa modestia.
-Perdóname, no es por ofenderte pero no te conozco y no pienso contarte mis desgracias. Ya debo irme pero fue un placer Ares. -dije para darme media vuelta y comenzar alejarme del guapo desconocido. Volví a mirar el dibujo y sí que había captado mi belleza.
"¡Es que soy divina, una diosa! Okey, no" -pensé casi riéndome sola.
ARES
Ella caminaba lejos de mí y se podía apreciar un culo respingo y muy bonito con aquellos pantalones que se le ajustaban tan bien a sus piernas. Bella e interesante y además con carácter, el tipo de mujer que me gustaba. Bueno solo llevaba unas horas en la ciudad y ya alguien había captado mi atención. Después de cansarme de recorrer esta lluviosa ciudad regresé a mi nuevo departamento y marqué al teléfono de mi primo.-Llegué a la ciudad primito, ¿acaso no planeas venir a visitarme? -dije burlón y casi podía jurar que él había rodado los ojos.
-Eres lo suficientemente mayor para pedir un taxi y venir tú mismo.
-Siempre comportándote amargado y seco, ¿no es cierto Lyon?
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YUSLEVI.
Maldigo la hora en que le dije al alemán que yo llegaría por mi cuenta a la empresa, me hubiera ahorrado muchos problemas de haber aceptado que me pasara buscando por mi departamento, ahora llegaba tarde por culpa del maldito bus que se retrasó. Las puertas de ascensor estaban por cerrarse.-¡Espere, párelo! -grité como desquiciada, un brazo se interpuso y Entre rápidamente al ascensor -Muchas gracias señor...
-Nos volvemos a encontrar pequeña -mierda, es el tipo de la plaza. -Así que aquí trabajas. Que casualidades de la vida.
-¿Usted que hace aquí? -pregunté fruncido mi ceño.
-Vengo a visitar a un pariente. -uniendo hilos, mirando su rostro era fácil adivinar de quien era familia.
-¿Es acaso un hermano del señor Zimmerman? -él levantó una ceja.
-No dulzura, somos primos. ¿Y tú que eres en esta empresa? -siguió coqueteando.
-La novia de su primo. -sus ojos se abrieron sorprendidos.
-Es de no creerse que ese ogro se haya decidido al fin tener una verdadera relación y además... tuvo suerte al escoger. -el ascensor siguió subiendo, hacían falta unos pisos más y ya quería salir de aquí.
-¿Y qué te dedicas? -pregunté tratando de sacar una conversación y matar esta tensión e incomodidad.
-Soy vendedor y exportador de arte. -soltó como si nada.
-Oh. Aún tengo tu dibujo, fue muy bueno -dije con una sonrisa forzada.
-Te vi y se me hizo imposible no dibujarte. Aunque te aseguro que un verdadero cuadro sería perfecto para mí, serias una bonita musa. -las puertas al fin se abrieron.
-¡Al fin! -murmuré por lo bajo esperando que él no me escuchara. Salimos del ascensor y caminamos uno al lado de otro hacia la oficina de Lyon como era mi costumbre entre sin tocar.
Mi alemán estaba con la atención puesta en su laptop.
-¡Hola bebé!
-Ya ni siquiera me sorprende, entras y sales de aquí como te da la gana -rodeé el escritorio. Lyon me sentó en su regazo y me besó en los labios. -Me hacían mucha falta tus besos.
Lyon puso detrás de mi oreja un mechón de cabello que se había escapado de mi peinado y la tos falsa nos hizo entrar en razón.
-¡Hola primito! -saludó Ares y mi alemán frunció el ceño.
-Ares, no avisaste que vendrías.
-Tómalo como una sorpresa. -mi alemán rodó los ojos y me hizo a un lado con cuidado para que se pudiera levantar de su silla y se acercara a saludar propiamente a su primo con un apretón de manos formal muy distante.
Coño, mi alemán hasta con su familia era igual de frio pero es que debía admitir que Ares a mí no me gustaba ni un poquito.
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©Amor en Seattle.
ChickLit✨Portada hecha por Rosy Shez @rosy_shez (Instagram)💓 En la ciudad de Seattle todo es precioso, se ve el dinero por donde sea que mires. Ubica en esta bella ciudad a una venezolana, ahora piensa en esto, esta chica con mucha pero muchísima mala suer...