21- LAS ASPIRACIONES DE YUSLEVI

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YUSLEVI
Después de mi reconciliación con el alemán anduve de muy buen humor toda la semana. Lyon iba a reunirse con Edward Abernathy en un restaurante para hablar sobre la fusión entre ambas empresas, por lo que me había dado la tarde libre. Al fin podía darme un tiempo para mis placeres culposos; "Nickis" es una reciente heladería que se estaba haciendo súper famosa aquí en Seattle por sus sándwiches de helado.

Apenas entre al local el frio del lugar me erizó la piel, en el aire se podía oler la canela y especias horneadas. Se había hecho una gran fila para ordenar, y es entendible, todo era delicioso. Había venido una vez con las muchachas y quedamos encantadas, la espera había valido la pena. Iba al final de la fila, esperé un largo rato y ya estaba a una persona de mi turno cuando de repente sentí que alguien tocaba mi hombro haciéndome sobresaltar.

-sabía que te conocía de algo.

-¡Ares, hola! -el moreno estaba frente a mí, sonriéndome. -Así que también vienes a probar los famosos sándwiches.

-Son realmente una tendencia, ¿me harías el favor de ordenar por mí, preciosa? -preguntó con una sonrisa coqueta y reí al verlo mover sus cejas. Ya era mi turno en la caja.

-Solo porque estas guapo.

-Gracias bebé, hoy te invito yo así que pide lo que quieras.

-¡Que ganga, gracias! -exclamé emocionadísima. Él me cedió la tarjeta de dorada y voltee a mirar a la cajera. -Quiero el especial de galletas de canela con helado napolitano. ¿Ares, tú de que quieres?

-Yo quiero especial de triples chocolate. -la cajera anotó la orden y pasó la tarjeta para luego darme la factura.

Nos movimos a la barra donde otra chica nos preparó los sándwiches de helado y nos los entregó en un plato con una servilleta rosada con el logo de la heladería, nos sentamos en una mesa desocupada afuera del local porque yo no aguantaba el frio, y nos sentamos uno frente al otro.

-¿Y te gusta venir mucho a este sitio? -me preguntó Ares, con un tono interesado.

-En realidad es la segunda vez que vengo aquí. -mordí mi postre y tener el sabor de la galleta de canela y el helado en mi paladar fue glorioso. -¡Son realmente buenísimos!

-No te lo discuto, vendré mas seguido. Ahora entiendo porque son tan famosos, ¿porque no estás en la empresa con Lyon? Es día de semana, supuse que trabajabas para él.

-Él tenía que atender una reunión solo y me dio el día libre, además ya pronto dejaré de trabajar para Lyon.

-¿Y eso por qué?

-Siento que no es apropiado seguir trabando en la empresa de mi novio. Lo menos que quiero es ser conocida como la que se abrió de piernas al jefe para conseguir privilegios, tal vez me contraten como recepcionista en otra empresa.

-Oh. Juslebi...

-¡Es Yuslevi!

-¡Cierto! Perdón, Yuslevi. ¿De verdad solo quieres ser recepcionista en una empresa toda tu vida?-me quedé muda, es la primera persona que me hacia esa pregunta. ¿Qué si quería ser recepcionista o secretaria el resto de mi vida? ¡Pues claro que no!

-Es lo que me da ingresos Ares. Trabajo es trabajo, ¿que si tengo otras aspiraciones? ¡Pues claro que las tengo pero son inalcanzables!

-Dímelas, a ver si son tan inalcanzables como dices. -Ares daba esa vibra que te hacía sentir que podías confiar en él.

-Quiero... quiero ser escritora. Ganarme la vida escribiendo de lo que a mí me gusta -empecé hablar con tanto entusiasmo. -Pero es muy tonto...

-¿Por qué? Podrías escribir el libro y publicarlo, hay muchas formas de hacerlo en redes.

©Amor en Seattle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora