NARELYS
Después de la buena noche que pasamos en el karaoke, desperté con una cruda de los mil demonios pero tenía que ir a mi trabajo. Lo peor de todo es que yo fui la de la idea de ir de parranda en un día de semana, cuando sabía perfectamente que teníamos que levantarnos súper temprano al día siguiente.
Preparaba los documentos del señor Abernathy, estaba por llevárselo y del ascensor salió aquel chico que parecía un dios griego; ojos oscuros, cabello negro, piel pálida y en buena forma con seguramente un metro ochenta de altura.
-Oye dulzura -me coqueteo con un voz ronca y muy sexi - ¿se encuentra el señor Abernathy?
- ¿quién lo busca?
-Su hijo, Edward Abernathy. - ¡Este era el hijo de mi jefe! ¡Pero que dios más bello tenía antes sus ojos!
-S-s-sí señor, pase señor.... -el me sonrió y entro a la oficina de mi jefe, mientras yo lo seguía con la mirada a él y a su lindo trasero. Pues el hijo del viejo estaba para comérselo a mordiscos.EDWARD
La chica linda me dijo que el viejo se encontraba en su oficina y la deje atrás para luego entrar sin necesidad de anunciarme o golpear la puerta.
- ¡Hola viejo! -salude muy efusivo y sus ojos se abrieron sorprendido.
-Edward...
-El mismo.
- ¡Bastardo ingrato y ahora es que vienes aparecer después de meses!
- ¡Sabia que te alegrarías de verme papa! -dije con una sonrisa y el hizo una mueca. - Que bueno es estar en casa...
Escuchaba y seguía escuchando al viejo parlotear sobre la responsabilidad, mis deberes y todas las cosas que ya me sabía de memoria, después de meses dándole largas al asunto era obvio que apenas llegara mi padre vendría con los discursos y los reclamos.
-Pronto tendrás que hacerte cargo de la empresa familiar, Edward... -repitió por milésima vez.
-Pero ese no es mi deseo, ¿no entiendes que no quiero formar parte de ese círculo lleno de hombres pretensiosos? -el viejo parecía a punto de sufrir otro infarto.
- ¡¿Porque dios me castiga con un hijo tan desagradecido!? -rodé los ojos.
-Ser la cabeza de tus negocios no es precisamente lo más adecuado para mí, no es algo que yo quiera.
- ¡¿Es que no lo entiendes!? Eres mi único hijo mi heredero, el legado Abernathy cae sobre tus hombros, debes continuarlo.
-Y lo puedo hacer, haciendo algo que a mí me guste.
-Maldita sea contigo, terminaras de matarme. Señorita Narelys... -Le hablo a su asistente por el teléfono de línea y la joven secretaria de mi padre entro a la oficina, lucia femenina y bien vestida. Era una chica bastante atractiva con ojos y cabellos oscuros, piel color caramelo y de pequeña estura.
- ¿Si señor Abernathy? -pregunto ella.
-Por favor cancela mis compromisos de hoy y llame al doctor Hernán, este muchacho me hizo sentir puntadas en el pecho con su arrogancia. -rodé los ojos. La chica solo asintió y abandono la oficina a paso rápido.-Padre sabes que te amo pero mi amor no está a tal punto en que me dejare manipular con tu chantaje emocional.
-¡No es ningún chantaje mocoso malcriado!
-Sí, claro. -me levante de la silla. -Ya que estas tan fastidioso con la idea de que me quede en Seattle, te daré el gusto por esta vez.
-Por lo menos ya me complaces en algo. ¿Cenaras conmigo esta noche?
-Por supuesto papa, hay que recuperar el tiempo perdido -dije con una sonrisa antes de salir de a oficina y mirar a la joven secretaria de mi padre y darle un guiño haciéndola sonrojar.Salí del gran edificio y mientras conducía no dejaba de pensar en qué demonios hacer con mi padre. El viejo siempre ha esperado que yo sea el presidente de la compañía y yo me sentía como un completo fracaso para ocupar un puesto de semejante relevancia, a veces en serio jodia ser hijo único, de haber tenido un hermano o hermana alguno de ellos podría haberse interesado por las empresas de papa y hubiera estado más que encantado de ocupar el lugar del viejo.
¿Pero que se le hace? Era inevitable, me quedaría un tiempo en Seattle junto a mi padre, ya me estaba comenzó aburrir el estar viajando de país en país, le daba la razón al viejo en una sola cosa, ya necesitaba madurar y asentarme. Estacione frente a un gimnasio, había pasado más de tres meses de viaje y en todo ese tiempo estuve de flojo sin hacer mucho ejercicio que digamos, no podía darme el lujo de perder lo abdominales que tanto esfuerzo me habían costada.
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©Amor en Seattle.
Chick-Lit✨Portada hecha por Rosy Shez @rosy_shez (Instagram)💓 En la ciudad de Seattle todo es precioso, se ve el dinero por donde sea que mires. Ubica en esta bella ciudad a una venezolana, ahora piensa en esto, esta chica con mucha pero muchísima mala suer...