26- MARISCO, TE TENGO UN BETA

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YUSLEVI
La novela crecía poco a poco en la plataforma, llevaba adelantados varios capítulos a los que solo le faltaban editar. Al fin había conseguido un trabajo en una nueva empresa, me pusieron a prueba, lo único que hacía era sacar copias y ordenar archivos. No era un trabajo soñado pero era tranquilo y en mis primeros días me había hecho amigas de las dos chicas que también trabajaban conmigo.

El ambiente laboral en la biblioteca es un sueño comparado al estrés que me traían los otros empleados en la empresa de mi alemán. Mi horario de trabajo era desde las nueve de la mañana hasta las ocho y cuarenta de la noche. El día ya había pasado Estaba saliendo del trabajo, afuera del lugar me topé con ares.

—Qué casualidad encontrarte aquí.

—En realidad vine a conocer tu lugar de trabajo aunque veo que ya te vas. —le sonreí.

—Sí, mi turno ya terminó.

—¿Lyon no te recogerá?

—Nah, puedo tomar un taxi y el departamento no esta tan lejos de aquí, ¿tú como estas? No he podido hablarte por el trabajo, la novela...

—Y Lyon te ha mantenido entretenida.

—Bueno no puedo negar eso. —dije con una sonrisa. Ares se mantuvo callado por varios segundos, su actitud había cambiado y lo notaba cada vez más cerca de mí. —¿Ares estas bien?

—¿Por qué lo preguntas?

—Ah… —“Tal vez porque de la nada estas invadiendo mi espacio personal”.-pensé. Acarició mi mejilla y todo mi cuerpo entró en tensión, aparté su mano de forma brusca.

—Lo siento. Me tengo que ir.

—Espera Yusle. —me agarro de la muñeca y ya estaba sintiendo el repelús.

“¡No me toques!”.

—Adiós Ares.

Corte de golpe su acercamiento para ir parar un taxi y subirme tan rápido como pude, alejándome de la incómoda situación que se había creado entre Ares y yo. Regresaba al departamento agotada, aunque como buena amigas que tenía, Alex me había dejado cena hecha lista para recalentar, Narelys parecía que pasaría la noche fuera.

“Tal vez esta vez se le cumpla con el gringo y cojan”.

—¿Qué pasa Yusle? —preguntó Alex al notarme más pensativa que interesada en engullir la rica pasta que me había preparado.

—Hoy pasó algo con Ares que me dejó muy desconcertada e incómoda.

—Cuéntamelo todo amiga. —le hablé sobre toda la escena toda extraña que Ares había hecho en frente de mi lugar de trabajo.

—Si te soy sincera yo tampoco entiendo nada Alex, de todas las veces que nos hemos visto o hablado su comportamiento fue todo lo contraria a lo que yo conozco de él.

En ese momento me llegó un mensaje al celular.

—Es él. Esta abajo…

Tuve que bajar a recibirlo, quería que me aclarara que carajos tenía en la cabeza porque definitivamente así no era el ares que conocía, aunque después quise retractarme de haber bajado a verle.

—Yuslevi quería disculparme.

—¿Me explicas que pasa por tu cabeza? ¿Querías hacerme alguna broma?

—Y si te dijera que me gustas, me fustas muchísimo Yusle.

—¡…!

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LYON.
Golpearon a mi puerta y aunque fueron golpes temerosos terminaron despertándome de mi sueño.

©Amor en Seattle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora