YUSLEVI.
Me dolía la espalda y mi trasero seguramente debió desaparecer por estar tanto tiempo sentada, estos días habían sido los más cansados, tanto así que hasta debía llevarme algunos documentos al departamento para terminarlos en la comodidad de mi cama, ya que no me daba tiempo en la oficina y primera vez en mi vida que no había podido dormir bien en toda la semana.Estaba en la sala de copias y la fotocopiadora no paraba de imprimir. Estaba tan cansada que los ojos me pesaban.
- ¡Epale parcerita! -me sobresalte abriendo mis ojos de golpe encontrándome con la sonrisa del colombiano.
-Ah, eres tu Joaquín. -dije con una sonrisa cansada.
-Sabes que hoy te encuentras más bella que ayer. -hablar con Joaquín es muy reconfortante, el colombiano me alegraba los días con sus ocurrencias.
-Joaquín eres tan tierno, te aceptare el cumplido aunque no sea verdad.
- ¡Oye, yo nunca miento!
-Estas mintiendo ahora, pero que importa sé que esta no ha sido mi semana.
-Se nota, pero debo decirte que nadie luce esas ojeras mejor que tu -me saco una risita.
-Cómo te adoro bebé, anda ya decídete y déjame ser la mantequilla de tu arepa un día chamo. -él se rio.
-Puedes ser mi mantequilla cuando quieras bebé -apretó mis cachetes -Eres una cosita tan linda.
-Mejor seré el pan que abraza la carne de tu hamburguesa. -los dos no pudimos aguantarnos y estallamos en carcajadas.
-No veo que estén trabajando. -me tense al escuchar la voz gruesa y visiblemente molesta de mi jefe. -Me preguntaba por qué tardaba tanto en cumplir lo que le ordene, ahora veo porqué.
-Lyon siempre que vienes me la pones nerviosa, mira como me la haces sentir mal -me defendió Joaquín y eso solo le causo más enojo e irritación a mi jefe.
-Es mi empleada, no es tuya Joaquín. -"Mmm ¿por qué se me hace que hay un doble fondo en esas palabras?"
-¡Bueno ya! -Intervine antes de que comenzara una pelea entre estos dos -Aquí están listas las copias señor Zimmerman.
Joaquín puso su brazo sobre mis hombros haciendo que el ceño de mi jefe se frunciera más.
-Nos vemos más tarde princesa -susurro cerca de mi oído para que yo lo escuchara y vi en sus ojos que el colombiano busca joderle la paciencia al alemán.
Mi jefe me saco de la sala de copias y me ordeno que fuera a su oficina, no entendía su actitud tan troglodita, a mí me gustaba bromear y reírme con mis compañeros de trabajo y no es como si estuviera haciendo algo malo. Joaquín solo bromeaba y yo le seguía el juego, toda persona necesita un poco de alegría en su vida y eso era lo que el colombiano le daba a mi vida laboral.
- ¡Señorita Yuslevi!-me detuve y mire al gringo, la verdad me sorprende que aun este Seattle supuse que ya se había ido a New York, ya que por lo que he oído ahí es donde el reside.
- ¿Sí señor Evans?
-Quería hablarle de su amiga... este...
-¿Cuál amiga? -pregunte con confusión.
-La noche del karaoke... ella usaba un vestido azul -sonreí.
- ¿Habla de Narelys?
- ¡Si, Ella!... bueno yo quería... no sé si ella aun quiera pero...
-Señor llegue al punto -dije exaspera, este gringo trabado y divagando me hacía perder la paciencia.
- ¿Podría darme su número?
ESTÁS LEYENDO
©Amor en Seattle.
ChickLit✨Portada hecha por Rosy Shez @rosy_shez (Instagram)💓 En la ciudad de Seattle todo es precioso, se ve el dinero por donde sea que mires. Ubica en esta bella ciudad a una venezolana, ahora piensa en esto, esta chica con mucha pero muchísima mala suer...