¿Ahora qué?

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La princesa de los miedos me miraba fijamente, como si yo fuera una especie nueva de insecto que puede, o no, llegar a causarle problemas.

Mis manos me tiemblan mientras tomo el té que se me fue ofrecido. 

No me sorprende. Con ellas maté a una persona que sollozaba por ayuda.

Con ellas quité la vida de un ser inocente, (que aunque inexistente), no merecía ese final.


- Bueno, no sé ustedes, pero creo que estamos fritos.- Leo Valdez intentaba aligerar el ambiente. Él no tenía la culpa de lo que ocurría en las mentes del rey y de las dos princesas sobrantes... el hecho de que una de ellas fuese mi hermana no era de mucha ayuda en mi estado de nervios.

Tuve que respirar hondo para evitar mostrarme enfadado hacia el chico y calmarme un poco. Miré hacia donde las princesas Nyssa y Thalia se encontraban paradas.  

Jason parecía no querer separarse de su hermana, quien ignoraba al  rubio y susurraba algo en el oído de la otra sobreviviente de la "última prueba".

Recordé el calor que había sentido al acercármelas en sus sueños, y cómo había conseguido sacarlas de sus pesadillas sin mayor esfuerzo.

- Creo que sé cómo salvar al rey y a las princesas. - Saber de saber, no sabía, pero tener una idea del cómo hacerlo parecía un buen inicio.

Calipso suspiró aliviada. (Creo que todos lo hicieron, en realidad, sin embargo, al ver su alivio, sentí un golpe en el pecho). No había permanecido mucho tiempo en el Gran Salón, pues mi sed me había conducido a las cocinas, a las que llegue con una fila de adolescentes detrás mío... ¿sabía acaso que su hermana había pasado a otra vida? 

- ¿Me llevan al Gran Salón?- Habría ido devuelta sin ayuda, sin embargo, ya no me acordaba de cómo era que llegué aquí en un principio, así que dejé que Hazel me me guiase a mí y a los demás chicos, devuelta al lugar donde tres princesas y un rey, permanecían en un estado de inconciencia inducido, por la infantil idea de un niño.

Me los quedé viendo a los cuatro. Uno pensaría que me tendría que haber dolido ver más a Zoë que a los otros dos, después de todo estaba muerta. Sin embargo, mi atención no fue dirigida a ella, ¡ni a mi hermana! (Tal vez mi pesadilla me ha dejado con un par de tornillos zafados).

No. Mi atención no fue dirigida a ninguna de ellas. Mi atención estaba acaparada en el infantil rey.

- Solo es un niño.- Dije por octogésima vez en las últimas semanas.

The Ghost KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora