La prueba final II

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Sentí que alguien nos estaba viendo, y enseguida me volteé con un arco en mano, para defenderme en caso de ser necesario.
Vaya sorpresa me llevé al encontrarme con un chico pelinegro, ligeramente sonrojado.

— Lo siento, ya me voy.— Dice entre tartamudeos, que me causan una ternura inexplicable. ¡Pero NO importaba que él fuese un chico de 14 años, que se sonrojaba y lanzaba augurios de mar y sol! ¡Seguía siendo el rey fantasma, y el hombre que para el final del día de mañana, habrá elegido a una princesa que desposaría a la fuerza!

— No se preocupe majestad, si quiere puede incluso acompañarnos.— Me quedó estático, viendo la sonrisa falsa de mi hermana, y suspiro con alivio al ver la expresión del rey.

— Eh, me disculpo por las molestias, ya me voy.— Noto que el chico se pone bajo la sombra más cercana, siento como mi cuerpo se mueve, y antes de que mi cerebro sea capaz de procesar lo que estaba haciendo, tenía agarrado de la muñeca al chico-Ángel.

— No es de molestia, en realidad llega usted justo a tiempo. Nos vendría bien a mi hermana y a mí, alguien que crease criaturas para que Kayla disparase...

— Pero serían de sombras...

— Pero nuestras flechas son de luz, por lo que creo que sí funcionaría. — Digo con nerviosismo.

Cuando Kayla le pide "por favor", es cuando Nico acepta, y es cuando se aloja un malestar en mi corazón. No puedo dejar que mi hermana termine siendo la consorte de ese chico, cuyas manos están sucias de la sangre de cientos de personas. Incluso me ofrecería voluntario, si fuese una chica...

La primera figura de sombras aparece en la visión de Kayla, y en menos de cinco segundos, el ave de oscuridad es atravesado por una de sus flechas.
Esto parece hacer notar a Nico, el hecho de que mi hermana no es una simple primeriza, y decide hacer sus criaturas más escurridizas, lo que causa que mi hermana se demorase un poco más.

— ¡Eso fue divertido!— Asiento esbozando una sonrisa, por la afirmación de mi hermana. Incluso yo, que solo había observado a mi hermana cazando las creaciones de Nico, estaba divertido por las escenas que había visto.

— Creo que tienes razón—. Mi corazón se para al oír la voz del joven. Parecía liberado, pues ya ni estaba erguido, ni cuidaba la entonación con la que decía cada palabra. Parecía estar relajado.
Pero entonces me preocupé, su piel estaba más pálida de lo normal debido al esfuerzo que había tenido que hacer para crear todas aquellas sombras...

Me le acerqué, y tomé su mano con la mía, pasándole mi energía, y apenas notando el sonrojo en la cara del príncipe.

— No más sombras por hoy. Órdenes del Doctor.— Nico bufa, y se cruza de brazos.

— ¿Por qué te haría caso?

— Helado. — Dijimos mi hermana y yo, después de mirarnos fijamente.

El azabache alza una ceja, curioso.
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— ¡Por los Dioses!!!— Miré divertido, cómo el rey de los Fantasmas devoraba su porción de helado.— ¿¡Dónde consiguieron esta delicia!?

— Es el helado tradicional de Delos, al no saber qué hacer, mi hermana y yo terminamos haciéndolo.— Digo, observando al niño cuyos ojos brillaban.

— Bueno, pues les felicito y agradezco. He logrado resolver el último detalle de la prueba para mañana, gracias a este manjar de los Dioses. — Mi hermana y yo reímos un poco, al oír aquellas palabras infantiles.— Pero hablando en serio, tengo que retirarme, de otra forma, Minos se enfadará conmigo. Y eso nunca es bueno...

The Ghost KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora