Capítulo 1 |PRIMERA PARTE|

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Capítulo 1

PRIMERA PARTE
En la ciudad de concreto

El sector cinco en la ciudad de Kreals se podía definir en términos generales como "el cementerio de aquellos que jamás lograron morir", se caracteriza principalmente por sus altas y grises estructuras de metal que sobresalen de entre los escombros, y que lucen como un cúmulo de troncos secos en medio de un bosque moribundo, un bosque gris y polvoriento lleno de basura y trozos de metal por todos lados, sin una pizca de color verde.

Causa un poco de asombro que, a pesar de los cientos de años transcurridos, estas estructuras jamás cayeron del todo, muy irónicamente fueron lo único que se mantuvo en pie luego de la guerra. Tiempo después se construyeron los modernos edificios adornados de luces en el sector dos y uno, sin embargo, si había algo que no le podían arrebatar a los sectores bajos era su antigüedad.

Y era curioso también el hecho de que cuando los lobos cayeron y el mundo quedó bajo el mando de los electores, el planeta no floreció como muchos esperaban, sino que poco a poco fue marchitándose hasta convertirse en una tierra árida y desolada, ahora era un territorio abandonado.

Se dice por ahí que aún hay lugares seguros, lugares donde los árboles todavía son verdes y el agua corre con fluidez y abundancia. Pero no son más que rumores que cuchichea la gente de la ciudad. Sí, aquel cuento de que los lobos permanecen ocultos en lo profundo del bosque, allá donde el incendio no los alcanzó. Por su puesto nadie se ha atrevido a comprobar nada, por dos sencillas razones.

La primera no es difícil de comprender, es sentido común: el bosque es un lugar aterrador, más aterrador que la guardia de cyborgs que rondan cada tanto por las calles de la ciudad; ni el más idiota se atreve a poner un pie en esos bosques, los troncos secos están llenos de espinas y es imposible ver qué hay del otro lado.

La segunda razón es casi tan aterradora como la primera: Los electores. Cuando el primer elector del tercer distrito dictó las leyes que regirían sobre la ciudad de Kreals resaltó de manera clara que entrar al bosque quedaba prohibido, y el castigo por desobedecer esta ley era un precio que nadie estaba dispuesto a pagar. Así como se castiga por mencionar a los lobos, por salir después de las 10:00 y por faltar al respeto a los electores, algo simple y aterrador: la muerte. Al menos esto era una ley bastante clara para la gente en el sector dos.

Ojalá Jungkook tuviera un mínimo respeto por esa basura de hombre, quizás si fuera el caso no estaría escondido en ese callejón oscuro en el sector dos, vestido con ropas negras y con el reloj rozando la media noche.

Sí, Jungkook era un rebelde que no le tenía miedo a morir, tampoco le tenía miedo a la guardia ni a alguno de esos bastardos, era un hombre fuerte, leal a sus principios: que le chupen el pene los electores.

Corrió entre los edificios de concreto con velocidad y sigilo, era un experto en escabullirse por lugares oscuros.

Llegó a la alambrada que dividía al sector tres del dos, con agilidad y un mínimo de esfuerzo trepó los tres metros de valla, una vez arriba se acercó lo más posible a la orilla. La ciudad brillaba en luces neón, violeta, azul y magenta, al menos en el sector uno y parte del tres, en donde la gente rica se regodeaba de lujos y hacían sus fiestas ridículamente escandalosas, y los prefectos disfrutaban de follar y consumir alucinógenos en discotecas, ellos no tenían problemas de electricidad, ni de agua, tampoco se debían preocupar por alguna enfermedad o infección por vivir entre basura, no se jugaban la vida en el mercado negro intentando conseguir alimento decente, ellos no vivían en el sector cuatro. Aunque debe agradecer que al menos tenían energía de vez en cuando, no quería imaginar cómo era de horrible vivir en el sector cinco. Ese lugar era un cementerio.

Yo mataría monstruos por ti- KOOKMIN OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora