Capítulo 3

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El día que Jimin conoció a Taehyung sus padres habían tenido una pelea muy fuerte. En tres días no había dejado de llover y el agua que se filtraba ponía de malas a todos, sus cosas se mojaban, el piso se ablandaba, hacía mucho frío y el olor a humedad era insoportable. Su casa se encontraba debajo de las abandonadas calles del sector cinco, y la única salida que existía era una alcantarilla por la que entraba el oxígeno. Era realmente horrible vivir encerrado, y a veces los días no eran buenos.

Esos días malos, en ocasiones, sacan lo peor de las personas.

-¡¿TE ESTAS ESCUCHADO!? ¡¿ACASO QUIERES QUE ELLOS LO DESCUBRAN?! -un golpe resonó entre las paredes- NO TE IMPOTA, NO TE IMPORTA UNA MIERDA, ES TU HIJO POR DIOS ¡RECAPACITA!

-Es mi hijo lo sé, ambos lo son maldita sea, pero no quiero que pasen el resto de sus vidas aquí encerrados, ¡mira a tu alrededor Flexa! ¡¿Crees que esto es una vida?!

-¡Es mejor que allá arriba! ¡TÚ LO SABES!

-Merecen más que esto, más que un agujero húmedo y maloliente -su padre sonaba un poco más calmado, como siempre- Jimin y Namjoon merecen hacer sus propias famili-

-¡NO! -lo interrumpió- ¡NO TE ATREVAS A MENCIONARLO! -otro golpe- Escúchame bien Gong Yoo, jamás, JAMÁS VOY A PERMITIR QUE DAÑEN A MI NIÑO.

-¡¿Y ENTONCES QUÉ?! ¡¿DEJARÁS QUE MUERA SOLO AQUÍ ABAJO, ÚNICAMENTE PARA SATISFACER TU ENFERMIZO DESEO DE SOBREPROTECCIÓN?!

-¡NO TE ATREVAS A ACUSARME DE ALGO! ¡TODO LO QUE HAGO, LO HAGO PORQUE QUIERO LO MEJOR PARA ÉL!

Jimin no quiso escuchar más, cerró la puerta de su habitación y se cubrió los oídos. Sin embargo, era inútil, su capacidad auditiva no le permitía parar los gritos incesantes de sus padres. Así que recurrió a lo que siempre hacía cuando los días malos visitaban su hogar: refugiarse en su pequeño escondite. Ahí los sonidos disminuían considerablemente, lo suficiente para dejarlo pensar con claridad.

Esa tarde la lluvia no se había detenido, podía escucharla entre eco y gritos, también escuchaban el lápiz de su hermano moverse con frenesí sobre una hoja de papel. Cuando Namjoon se sentía intranquilo o estresado solía pasar horas resolviendo ecuaciones avanzadas, era su manera de lidiar con la ansiedad. La de Jimin era encerrarse en su diminuto lugar y tararear esa canción que su hermano cantaba cuando era niños. Era una melodía suave que siempre lo calmaba cuando la ansiedad lo invadía. Relataba la historia de un paracaidista que un día se encuentra una carta en medio del campo, que un soldado español escribió a su madre durante la guerra civil, en ella relata como había asesinado a su mejor amigo en el campo de batalla. La letra era trágica y cruda, pero la melodía sonaba extrañamente alegre.

Cuando Jimin se sentía triste, ansioso, o tenía miedo solía cantarla.

-Tienes una bonita voz.

El pánico instantáneo lo hizo moverse hasta el otro extremo del cuarto, no pensó demasiado que apenas se había visto su sombra por la velocidad inhumana a la que lo hizo. Tampoco fue consciente del grito que pegó, ni de que sus colmillos estaban expuestos, y que sus ojos brillaban en azul.

-¿Qu-uién está ahí?

El sonido provenía de abajo, cerca de la pared. Era un poco imposible que alguien entrara ¿cierto? No había nadie en el cuarto, salvo él.

Nadie respondió, y unos segundos después Jimin pudo respirar. La lluvia aun no paraba.

-¿Jimin? -Namjoon llamó a la puerta de su habitación.

Jimin asomó la cabeza por la regilla.

-Pasa.

Su hermano entró, caminó hasta el pequeño cuarto subterráneo, Jimin ya estaba saliendo, notó que Namjoon se veía preocupado.

Yo mataría monstruos por ti- KOOKMIN OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora