Pasaron varios días y Jimin comenzaba a experimentar una sensación de ahogo, como si algo lo mantuviera sujeto del cuello y cada hora que trascurría la presión ejercida aumentaba. Fue horrible aterrizar en el piso duro y congelado.
Su padre estaba vivo. Estuvo vivo todo el tiempo y no los buscó, los abandonó.
Jungkook se había quedado a su lado a pesar de todo y Jimin se lo agradecía cada que tenía la oportunidad. Aún estaba muy conmocionado por tanta información nueva y adaptarse a un entorno lleno de personas era muy difícil cuando había crecido aislado del mundo.
La soga apretaba y apretaba.
Todo era nuevo, pero resultaba extraño de una manera muy sospechosa, Jimin no podía dejar de pensar que algo no andaba bien, y la belleza que en principio lo deslumbró pronto comenzó a transformarse en algo raro, algo que le provocaba una sensación incomoda. No había visto a ningún omega desde que llegó, pero Keet, que pasaba mucho tiempo en la cabaña donde él y Jungkook dormían, seguía diciendo que era por el frío.
—Por lo general nadie sale en invierno, —había explicado la primera noche—, veras, hasta donde tengo conocimiento los omegas no podrían sobrevivir ni un día en estas condiciones, todavía no entiendo cómo lo hiciste tú —sonrió—, realmente eres un misterio.
Jungkook casi nunca era participe de las conversaciones, se quedaba en una esquina observando, pero Jimin, que al parecer tenía un muy buen oído, siempre escuchaba como bufaba con cada comentario de Keet, era evidente que le caía mal y no se esforzaba por disimular.
—Bueno, yo tampoco entiendo mucho.
Últimamente esa era su respuesta para todo.
—Está bien, es compresible, pero no te preocupes demasiado, aquí estás a salvo. Y respecto a lo de tu padre, supongo que el tiempo irá acomodando las cosas ¿No?
La respuesta corta era "no". Había tantas heridas abiertas que sería muy difícil que el tiempo por sí mismo pudiera sanarlas. Hasta entonces Jimin no tenía idea de que era una persona tan vulnerable emocionalmente pues nunca nadie lo había dañado antes.
—Supongo —terminó diciendo.
La soga dio otro tirón.
Dos días después finalmente se ahogó. Pero, a diferencia de la primera vez, ahora ya no estaba solo.
(...)
Fue la tarde del tercer día. Había comenzado como algo lindo en realidad, después de tres días encerrados el aburrimiento los estaba abrumando.
Jungkook no solía hablar mucho cuando Keet andaba alrededor, y Jimin nunca trató de obligarlo. Sin embargo, en cuanto el chico se marchaba la extraña tensión que emanaba de su cuerpo parecía esfumarse.
—¿Has pensado en lo que harás? —le preguntó el alfa de pronto.
Jimin estaba sentado en el piso coloreando, Keet le había llevado varias hojas de periódico viejas con varios dibujos en blanco y negro, también le había dejado lápices de colores. Por lo general no había mucho qué hacer durante el día y no hacer nada dejaba paso libre a sus pensamientos. Jimin le temía a su propia mente.
Suspiró y dejó de colorear, luego miró a Jungkook con algo de tristeza y movió la cabeza en un gesto negativo.
Jungkook asintió y Jimin regresó a su dibujo.
Era un retrato de un hombre pescando en un bote, había dado color al cielo y el lápiz azul índigo bailaba entre sus dedos mientras lo pasaba sobre la zona del mar.
Era ya una costumbre sentir esa pesada mirada castaña sobre él, pero parecía que cada día se volvía más intensa. Le gustaba pensar que tal vez Jungkook lo consideraba como alguien lindo para observar, pero la verdad era que nunca fue tan afortunado para poseer una autoestima envidiable. La respuesta rápida siempre era la misma: lástima.
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Yo mataría monstruos por ti- KOOKMIN OMEGAVERSE
FanfictionHan trascurrido años desde aquellos días de guerra, desde los tiempos oscuros. Cuando los humanos masacraron a los lobos llovió durante semanas, luego no vieron una sola nube por años. El mundo quedó devastado tras la guerra, pero en silencio las m...