XII. CASAR A LA QUINCEAÑERA

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El acertijo de la cámara de los secretos ha sido resuelto.

Pero eso no es una gran sorpresa, tenía que suceder en algún momento. La sorpresa viene ahora: Ginebra Weasley era la mensajera de los muros, y la ayudante de Tom Riddle en sus macabros planes. ¿A que no se lo esperaban?

Bueno, todo fue un gran chisme en la escuela, tan grande que ameritó incluso un gran banquete con todos los alumnos en pijamas, uno que pareció eterno y rebosante de vitalidad. Los alumnos de Hogwarts volvían a estar a salvo, y era motivo suficiente para festejar sin rivalidades entre casas, por lo menos por una noche.

Hacía unas semanas que todo el misterio fue revelado, y el ambiente ya estaba en su normalidad. Ya no hay miedo ni prisa por los pasillos, y los rebeldes vuelven a saltarse las normas para hacer bromas y salir de sus habitaciones a horas incorrectas de la noche. Las clases seguían en su normalidad, exceptuando por el curso de artes oscuras que fue cancelado por falta de maestro, ya que Lockhart se encuesta un tanto dañado para siquiera tomar un baño solo (a menos que alguien le recuerde como se llena la bañera).

Pero claro, Hydra no iba a renunciar a perderse de tres meses de su materia favorita, por lo que Snape le ayuda a estudiarla en secreto. Las horas que normalmente le ayudaba a repasar pociones ahora eran ocupadas por artes oscuras, lo que era un mejor uso del tiempo a decir verdad, puesto que con tres años de tomar clases extras ya se había vuelto lo suficientemente experta en mezclar sustancias como para exentar la materia por el resto de su estadía en el colegio, aunque ella jamás lo haría.

-¿Qué lees?

Fred desliza el libro hasta el lugar que acaba de tomar en una mesa de la biblioteca. Lo cierra y mira la cubierta; es un libro claramente viejo y gastado, de pastas gruesas de piel gris, y en su título reza «Iniciación en las artes oscuras», debajo de ello su autor «Owle Bullock».

-¿Qué te importa, Weasley? -Hydra retoma el poder de su libro arrebatandolo de las manos del pelirrojo.

-Eso no está en el plan de estudios.

-¿Tu lees el plan de estudios?

-No, pero dado que se canceló esa clase, estoy seguro de que ni siquiera hay un plan de estudios.

Malfoy guarda con prisa sus libros lejos de la vista de Fred. Después regresa su atención al chico y lo mira amenazante.

-No se te ocurra hablar de esto con nadie, o yo misma me encargaré de hacer que te expulsen.

-Vaya, amanecimos bravas.

Fred luce una sonrisa radiante y burlesca. En el fondo le sorprende haber encontrado a Malfoy con ese tipo de material de estudio, pero tampoco le representa una razón para preocuparse, pues ya se esperaba que ella se encargaría de estudiar los temas de la clase cancelada. Una niña que se toma el tiempo para tomar clases extras de una clase tan simple (al menos a su parecer) como pociones, es obvio que no dejaría ir una materia sin estudiar. Es decir, no es como que fuera a volverse una maga oscura ¿Cierto?

-Pues lamento decepcionarte, pero no he venido hoy a pelear.

-¿Entonces? -Malfoy levanta una ceja.

-Vengo a ofrecerte un trato que no podrás rechazar.

-Mi padre dice que no se hacen tratos con traidores.

-El mío dice que los Malfoy son una mala compañía, pero henos aquí.

Una sonrisa tira de la comisura de la rubia.

-Solo dilo, Fred.

-Bueno, el trato es este: tu me das algo para poder dormir -la señala con el índice-, y yo no le cuento a nadie de tu incursión en las artes oscuras -gira su dedo y se señala a sí mismo.

Hydra Malfoy (Fred Weasley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora