XVII: EL PSICÓLOGO REGRESA

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—¿Qué se supone que haces, Luna?

La pequeña rubia sonríe.

—Alimentando a los thestrals.

Hydra frunce el ceño mirando alrededor de ambas.

—No lo tomes a mal, pero ¿es un nuevo animal imaginario?

Una ligera risa brota de la menor.

—No, son reales. Pero ésta vez me alegra que no puedas verlos.

—¿Por qué?

—Porque eso significa que no has visto a la muerte de frente -la mira de reojo, mientras continúa sacando carne roja de una cubeta y levantandola en sus manos, esperando a que los animales la tomen.

—Eso es subjetivo -contesta, al tiempo en que se acomoda la falda para sentarse en un tronco-. Todos hemos enfrentado la muerte de un ser querido.

—Puede ser, pero debes haberla visto directamente para poder apreciar a los thestrals.

La mayor hizo una mueca.

—Repito: No lo tomes a mal, pero no suena nada atractivo poder verlos.

Lovegood sonríe con ternura.

—Supongo que no, pero una vez que lo haces es especial. No se parecen a nada que exista.

El silencio se hace al rededor de ambas, sólo roto por los sonidos de los animales masticando la comida que la menor les ofrece, lo que es prueba suficiente para Malfoy de que las criaturas son reales.

—¿Qué te trajo al bosque, Hydra? -pregunta Luna, suavemente.

Un suspiro llena el ambiente.

—Te estaba buscando.

—¿Ah si?

—Sí -asiente-. Escuché algunos comentarios un tanto desagradables de los chicos de tu casa y quise saber cómo estabas.

No es que fueran muy hirientes, o que ella nunca hubiera hablado de nadie de ese modo, pero Luna es demasiado buena como para que le pongan los groseros apodos que escuchó.

—Oh, eso -exclama, para después batir sus manos restándole importancia-. No le tomes importancia, yo no lo hago.

—Pero yo sí, no es justo que sean crueles contigo. Eres demasiado buena para ellos. Puedo detenerlos si me lo permites, hablaré con mi madre y...

La menor rie encantada.

—No necesito nada de eso, Hydra. Ya haz hecho suficiente.

La mayor pone una expresión de confusión.

—Pero aún no he hecho nada.

—Claro que sí, eres mi amiga. Eso es suficiente.

Entonces, Malfoy confirma lo que siempre sintió hacia la pequeña rubia. Luna es el ser más puro y dulce con el que se topará en su vida, todo lo contrario a ella y eso la hace apreciarla aún más.

Hydra aprieta los labios.

—Entonces, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Puedes -asiente sonriendo.

La mayor piensa unos segundos en cómo plantear su duda sin ser brusca.

—¿Por qué puedes ver a los thestrals?

Suena simple, pero ambas saben que es una pregunta seria, que implica un impacto en la vida de cualquier persona y mucho más a su edad. Porque la respuesta a su cuestión no es una oración, sino una historia con mal final.

Hydra Malfoy (Fred Weasley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora