XXXII. HERMANOS PRIMERO

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—¿Puedo pasar? -pregunta la rubia desde el umbral de la puerta.

El menor asiente en su dirección pero no suelta el libro que sostiene, solo lo cierra y lo coloca sobre su abdomen.

—¿Pasó algo? -cuestiona.

Su hermana se acerca hasta su cama y se sienta en la orilla. Cuando el chico se mueve para darle espacio procede a recostarse junto a él, reposando sus brazos en la misma posición que el menor. Ambos se quedan observando el techo, solo sintiendo esa calma que solo les da la compañía del otro.

—Nada, solo quería hablar contigo.

—Bueno, si es "la charla" te recomiendo que mejor lo hagas en otro lugar, sería menos incómodo.

Malfoy ríe ligeramente y lo empuja con su hombro.

—De eso se encargará mamá, no yo.

Draco sonríe de lado ligeramente mientras se mantiene en silencio, esperando que la mayor tome la iniciativa e inicie la conversación por la que vino a buscarlo. Pasados unos minutos sin que eso suceda decide darle un pequeño empujón con su hombro, animándola a hablar. La rubia exhala un suspiro pesado.

—Quería decirte que no tienes que preocuparte por Moody de nuevo.

El ceño del menor se frunció y giró su rostro en su dirección.

—¿De qué hablas?

Pero ella no le devuelve la mirada. En cambio, coloca una mano sobre su pecho y da unos golpecitos, indicándole que regrese a su lugar; y cuando esté lo hace, continua.

—Moody no volverá a meterse contigo porque ya me encargué de él.

—¿Qué hiciste? -cuestionó.

Hydra frunció los labios.

—Hable con él. No digo que te pedirá disculpas, pero créeme que jamás te volverá a insultar de nuevo.

El rubio dirige la vista una vez en su dirección y luego regresa a su posición habitual.

—No tenías que hacerlo. Yo podía arreglarlo sólo.

Ella sonríe con ternura.

—Lo sé, pero no tienes que hacerlo -declaró, girando todo su cuerpo para verlo-. Mientras yo sea tu hermana no tendrás que enfrentar nada solo, Draco.

Él no giró de inmediato a verla, se quedó bajo los reflectores de sus ojos unos momentos y recordó las múltiples veces que su hermana estaba de su lado.

—¿Es uno de esos días en el mes donde te sientes sensible?

En otro momento su comentario quizás la habría molestado, pero justo ahora la hizo sonreír y darle un ligero golpe en rostro mientras reía. Su hermano la acompaña en su risa y termina dando la vuelta hasta que ambos quedaron de frente.

—Puede ser, pero el punto es que ya no quiero que seas cauteloso a su lado. Mi hermano no es así. Mi hermano es imprudente e impulsivo y no le teme a nadie ni a nadie.

Sus ojos se clavaron en los del otro. Era como verse en un espejo; ojos azules tan fríos como témpanos de hielos que solo se calentaban con ciertas personas, cabello rubio platino como hilos de oro blanco, piel pálida y limpia sin señales de haber sido tocada por el sol en toda su vida, labios rosados finos, y mandíbula y nariz afilada. Draco pensaba que la visión de un ser tan idéntico a ti mismo debería de perturbarte de algún modo, pero a él solo le recuerda qué siempre tendrá un lugar seguro al que volver.

—¿No te metiste en problemas por mi, cierto? -susurró.

Ella sonríe ampliamente.

Ella no lo diría así de ningún modo. En realidad, jugó tan bien sus cartas que estaba segura que el hombre terminaría bajando la cabeza cada vez que volviera a pasar por su lado.

Hydra Malfoy (Fred Weasley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora