XXXI. NO CON DRACO

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Las navidades en casa siempre son la época favorita de la familia Malfoy. Narcissa prepara la cena junto a Hydra y designa a Tinny, su nueva elfina doméstica, a decorar, mientras que Lucius y Draco se dedican a comprar los regalos familiares; y así fue exactamente como sucedió, solo que no en la mansión Malfoy sino en una lujosa casa en los suburbios de Atherton en California. Cada año visitaban esa residencia al menos una o dos veces por el mayor tiempo posible, aunque en este caso sólo disponían de tres días antes de tener que regresar a hogwarts.

Para ser sincera, Hydra disfrutaba profundamente cuando asistían de visita puesto que nunca veía un clima tan hermoso en Inglaterra, pues aún cuando su mansión en Wiltshire suele ser descrita como solariega jamás sería gozaría de un clima tan cálido en invierno.

—¿Tú objetivo es volver lo más bronceada posible? -pregunta el chico observándola desde atrás.

—Mi objetivo es obtener toda la vitamina D posible sin tener quemaduras de tercer grado -contestó la rubia, sin molestarse en mirarlo.

Esta recostada en un camastro frente a la piscina, con un bikini negro y una sombrilla cubriendo su cuerpo parcialmente.

—¿Entiendes que para tomar el sol debes ponerte directamente debajo de él, o no? Porque al parecer la sombrilla está impidiendo que eso ocurra.

—La sombrilla es lo único que me protege de terminar como fénix antes de renacer, así que no pienso moverla. Con el reflejo del sol será suficiente para mi piel.

El chico sonríe de lado y ríe un poco, para después recostarse en el camastro a su lado, con una camisa sin mangas y un pantalón negro en conjunto.

—Aún no entiendo como puedes usar eso en esta estación. El aire está helado en la sombra.

—Cariño, vivo en un colegio donde todo el tiempo parece ser invierno. Lo que tú consideras aire helado para mi es una simple brisa fresca.

—No sé si debería envidiarte o compadecerte.

—Mejor tráeme otra piña colada, eso sería de más ayuda.

El chico sonríe mientras ella se retira sus gafas.

Ciertamente no son idénticos, pero si los miras de cerca puedes notar gran parecido entre ellos: sus sonrisas ladeadas son la misma, la cual comparten igualmente con Draco; sus dientes se encuentran perfectamente alineados y son delgados con tamaño promedio; sus pieles son pálidas sin importar cuánto tomen el sol y ni una peca osaría asomarse por ellas; y las pestañas sobre sus ojos son tupidas y rizadas. Sin embargo, las diferencias entre ellos también son notables: el chico tiene un cabello oscuro y abundante que cae como como cascadas a cada lado de su rostro hasta la altura de sus orejas, mientras que los rizos dorados de la rubia suelen caer de forma rebelde sobre su espalda; los ojos del chico son grises, pero comparten la misma frialdad que los azules de Malfoy; y la elegancia de la que goza el pelinegro es casual, mientras que ella se mueve como toda una aristócrata.

—Para eso está Kripky, puedes llamarlo tú misma.

—Pero entonces te quitaría la oportunidad de ser mi primo favorito.

—Tú no tienes más primos -se burla.

Ella, con toda la elegancia que puede poseer un acto de su naturaleza, le mostró su lengua con mofa.

—Pero si los tuviera tú serías el menos favorito.

El ríe.

—Bueno, quizás si lo intento pueda convencerte de cambiar de opinión.

—¿Trayendo mi piña colada?

—No. Lo haría no contándole a tus padres que te vi salir a altas horas de la noche del baúl en tu alcoba.

Hydra Malfoy (Fred Weasley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora