Capítulo 1

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- Por fin. Estoy muy feliz. – fue lo primero que Miyeon dijo cuando ambas amigas pisaron tierra. 

Acababan de bajar del tren en el andén sur de la estación central de la capital del país. Pocas veces habían pisado aquel lugar y siempre había sido acompañadas. Sin embargo, aquella ocasión era diferente. Llegaban no de visita, sino para cumplir su sueño de dedicarse al mundo de la música. Nunca habían pensado que su suerte estuviera en un programa de televisión de una de las cadenas musicales más importantes del país. No es que pensaran cuando eran pequeñas que su primer paso en ese mundo fuera a través de la televisión, pero no le iban a dar la espalda a una oportunidad tan grande como aquella que se les había presentado.

Shuhua estaba demasiado callada para lo que era ella de normal porque no podía con sus nervios. A pesar de que habían cogido el primer tren desde su ciudad aquella mañana para ir con tiempo más que suficiente para llegar a los estudios de la cadena, su estrés venía de la inevitable ansiedad que aquel día le provocaba. Se había preparado muy a consciencia desde el día en que habían salido los primeros anuncios del programa para conseguir pasar sus audiciones. Pero, en ese momento, no estaba segura de si iba a ser suficiente. La noche anterior no había dormido ni una sola hora, repasando en su cabeza tanto la canción que cantaría aquel día en la primera audición vocal como la coreografía que tendrían que presentar en grupo el día siguiente, en el caso de que consiguiera pasar la primera prueba. Por mucho que supiera que la música era lo que le hacía feliz y a lo que se quería dedicar, también tenía muchas inseguridades hacia sí misma, lo que no se haría más fácil teniendo que enfrentarse a un jurado semana tras semana en un concurso como ese. Debía empezar a cambiar eso, pasando por ese mismo día.

- ¿Y bien? – la pregunta de Miyeon, quien había pasado el brazo por los hombros de su mejor amiga, trajo a Shuhua de vuelta a la realidad. - ¿Estás lista para la que se nos viene encima hoy? – la morena no pudo hacer otra cosa que expulsar todo el aire que había estado reteniendo en sus pulmones de manera lenta para intentar liberarse de sus pensamientos negativos, antes de contestar a la castaña.

- No, pero hay que intentarlo. Vamos a por todas. – dijo, aunque aún con una voz del todo muy segura, lo que hizo que Miyeon no pudiera hacer otra cosa que reír.

- Aunque suenes como un perrito asustado, vamos a hacer como que me lo creo. – bromeó la castaña, estrechando más a su amiga hacia su cuerpo. – Por supuesto que vamos a por todas. Estoy completamente convencida de que vamos a pasar esa audición como que yo me llamo... - pero aquella sentencia no pudo ser terminada, cuando el sonido del siguiente tren aproximándose a la estación las sorprendió a ambas, haciendo que saltaran hacia delante del susto.

- Vale, creo que es momento para que dejemos de hacer el bobo en el andén y tomemos el autobús porque, a este paso, llegaremos tarde y ahí sí que no pasaremos la audición. – Miyeon asintió con la cabeza, dado que su amiga tenía toda la razón del mundo.

Agarraron las bolsas que las acompañaban, solo con lo necesario para el par de días que iban a durar las audiciones, y se dirigieron a la salida de la estación. Shuhua volvió a mirar el reloj, con temor de haber perdido demasiado tiempo con la charla, pero comprobó que seguían con tiempo más que de sobra. A pesar de ello, al ver el primer autobús que se acercaba y darse cuenta de que era el que tenían que coger para llegar al estudio, Shuhua salió corriendo sin percatarse de que su amiga no había estado tan atenta como ella.

- ¡Yeh Shuhua! ¿Por qué corres? – gritó Miyeon, intentando reaccionar ante la estampida de la morena.

Había demasiada gente por aquella zona, debido a la cantidad de autobuses que llegaban y salían de la estación, pero Miyeon solo estaba pendiente de no perder a Shuhua. Cuando se encontraba a la altura del autobús, y viendo como su amiga ya había entrado dentro del vehículo, no se percató de que otra chica también intentaba subirse al transporte público a la vez que lo hacía la castaña para llegar a la altura de su amiga. Así que, en la misma puerta del autobús, fue inevitable que ambas se acabaran chocando y que ninguna consiguiera atravesar las puertas del vehículo. Miyeon se dio contra uno de los laterales del autobús, mientras que la otra chica se caía hacia atrás, arrastrando consigo la bolsa que llevaba en la mano. Al darse cuenta de lo que había hecho, Miyeon miró hacia su izquierda y se agachó para ayudar a aquella chica.

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