Capítulo 14

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- Shuhua, necesito que hablemos. - dijo Miyeon, nada más abrir la puerta de la habitación de su mejor amiga. Cuando se dio cuenta de que no estaba sola, giró un poco la cabeza para mirar a la otra chica. - Hola, Soojin. ¿Puedes dejarnos solas?

- Hola a ti también, Miyeon. Y, claro. - la morena miró a su compañera de habitación, a quien sonrió. - Luego seguimos ensayando, si quieres, pero tu Roxie Hart es maravillosa y tu número está increíble, Hwa. - se levantó de la cama y se acercó a Shuhua, que se encontraba en medio de la habitación. - Me voy al gimnasio. Si necesitas algo, ya sabes donde estoy. - la sonrisa con la que acabó de decir aquello contagió a su compañera, quien asintió ante sus palabras. Soojin tomó, a continuación, su bolsa y se acercó a la puerta. - Hasta luego Miyeon. - y, con esas últimas palabras, salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

- ¿Hwa? - preguntó Miyeon, con cara de confusión.

- Nada, una tontería nuestra. - intentó restarle importancia Shuhua. - Pero bueno, ¿qué querías? - cambió de tema, sentándose en su cama. Miyeon agitó la cabeza y lanzó junto a su mejor amiga, quedando boca abajo. Resopló sin levantar la cabeza de la almohada, lo que preocupó a Shuhua. - My, me estás asustando. ¿Qué pasa? - la castaña se dio la vuelta y se quedó boca arriba, mirando al techo.

- Estoy hecha un lío y necesito consejo de mi mejor amiga. - Shuhua se imaginaba a qué podía referirse. Sin embargo, prefería que fuera la castaña quien tomara la iniciativa y le explicara exactamente qué le pasaba.

- De acuerdo, para eso estoy aquí. ¿Qué ha pasado que necesitas mi ayuda? Aunque también te digo que no soy la mayor experta en dar consejos. – Miyeon negó con la cabeza, mirando a la castaña.

- No es cierto. Desde que nos conocemos, siempre has sido la mejor amiga del mundo y has estado cuando lo he necesitado, ayudándome en todo momento. Así que ni se te ocurra pensar en eso, porque no tienes razón. – Shuhua sonrió ante sus palabras, conmovida por ellas.

- Gracias por eso. Pero hoy no estamos hablando de mí. Has venido tú porque algo ha pasado que te tiene inquieta, ¿no? – si no daba inicio a la conversación, ambas podrían estar dando vueltas tontamente a otras cosas que no fueran el problema principal y, si seguían por ese camino, no arreglarían nada de lo que le pasaba a Miyeon.

- Tienes razón. Y en realidad puedes figurarte de qué se trata, porque nos viste. – Shuhua lo pensó, solo para hacer como que no se acordaba, pero, finalmente, dijo lo que ya sabía.

- Se trata de Minnie, ¿cierto? – Miyeon devolvió los ojos al techo y suspiró. 

- Sí. – resopló largamente hasta que no le quedaba aire en los pulmones y empezó a hablar de nuevo. – A ver, sí que es verdad que debería haberme visto venir lo que acabó pasando. Porque, cuando nos conocimos, Minnie no paraba de lanzarme fichas como si estuviéramos jugando al parchís. – Shuhua rio al escuchar aquello. Miyeon la miró, confusa.

- Perdón, me ha hecho gracia la expresión. Continúa. 

- Está bien. – volvió a respirar hondo y siguió hablando. – Pues eso, que desde el primer momento se veía que había tensión entre ambas, pero de esto no me he dado cuenta hasta ahora. Simplemente lo veía como alguien que le gusta bromear o yo que sé. Realmente no sé en qué estaba pensando. – bufó una vez más y volvió a la narración. – La cosa es que Minnie cambió un poco unos días después de que entráramos y pasó a ser más bromista y eso me gustaba. Me gustaba porque así podía meterme con ella y reírnos juntas. Como hago contigo. – Shuhua asintió, en señal de que seguía escuchándola atentamente. – Pero luego acabó llegando el beso y mi cabeza explotó porque creo que no se lo veía venir. O sea, que no había leído bien las señales que acabaron con que Minnie me besara. Puedes llamarme ingenua o lo que quieras, pero no me lo esperaba en ese momento. Simplemente, consideré a Minnie una buena amiga desde el primer momento y me sentía a gusto con ella. Pero, cuando me besó, empecé a ver toda nuestra relación de manera diferente. Empecé a entender que, a lo mejor, cuando yo bromeaba con Minnie, en realidad era porque estaba ligando con ella. No lo sé realmente, mi cabeza es un desastre porque no me entiendo ni a mí misma. Y, cuando me besó, me asusté. No sabía cómo actuar hacia ella o qué decirle y eso ha fastidiado nuestra relación. En todo momento quiero hablar con ella, pero no sé qué decirle y estoy asustada. – Miyeon se incorporó en la cama y miró a su amiga. – Shuhua, sabes que nunca me ha gustado nadie antes, ni chico ni chica. Me he liado con gente antes porque se han acercado a mí, pero nunca he tomado la iniciativa en ninguna situación y nunca he tenido una relación con nadie. Y creo que eso es lo que me preocupa. Que, por no haber tenido nunca sentimientos por una persona, no esté sabiendo interpretar lo que me pasa con Minnie. Porque sé que me gusta pasar tiempo con ella, es una chica muy guay y sé que la quiero cerca de mí. Pero ¿eso significa que me gusta? – Miyeon se volvió a tumbar boca abajo y resopló. – Soy un cuadro, ¿verdad? – Shuhua negó con la cabeza, aunque no pudiera verla, y empezó a acariciarle la espalda.

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