Capítulo 32

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"Caminando entre algodones de azúcar". Si alguien le hubiera preguntado a Shuhua cómo se sentía en ese momento, esa hubiera sido la frase que habría utilizado. Porque estaba realmente feliz. Los siguientes días tras la conversación con Soojin, y tras pasar su primera noche juntas, Shuhua no podía ser más feliz. Porque, aquella noche, Soojin se había abierto completamente a ella. Se habían acostado algo tarde porque la morena le había estado hablando de su infancia y de su familia. Y, con sendas sonrisas en sus rostros, se habían levantado en los brazos de otra a la mañana siguiente.

Ambas habían hablado de que no podían estar buscando a la otra durante el día, pues a penas quedaban tres días de concurso y debían centrarse en preparar de la mejor manera posible sus respectivas canciones para la gala final, pero, una vez acabara el día, no iban a rehuirse. Tampoco iban a exponerse ante sus amigas, pues Soojin todavía no se sentía con la valentía suficiente como para abrirse en canal y expresar sus sentimientos, pero tampoco se iban a cohibir demasiado. Y, más tarde, en la habitación, la una era de la otra y viceversa. Sin miedos y sin preocupaciones. Porque tenían claro lo que sentían y nadie iba a cambiar eso.

Los últimos días de ensayos fueron bastante locura para las concursantes. Todas estaban muy nerviosas con sus actuaciones y, por ello, las profesoras pensaron que sería buena idea que, el último día antes de la gala, compartieran sus actuaciones con sus compañeras. De esa manera, podrían animarse las unas a las otras. Así que, poco después de levantarse aquel domingo previo a la gala, mientras desayunaban, escucharon la sintonía del programa y, seguidamente, la voz de Irene hablando a través de los altavoces del complejo.

- Buenos días por la mañana, chicas. Espero que hayáis dormido bien. - decía, con voz animada.

Shuhua y Soojin intercambiaron una mirada a través de la mesa del comedor y se sonrojaron. La noche anterior, habían vuelto a dormirse tarde por actividades que a Soojin le hacían que no tuviera que echarse más horas de las normales en el gimnasio, ya que contabilizaban como ejercicios de cardio.

- El claustro y yo hemos decidido lanzar por los aires el horario previsto para hoy y hacer las cosas un poco diferentes.

Todas las chicas se miraron entre sí, no entendiendo a qué se podía estar refiriendo su directora.

- Así que procedo a comunicaros el horario del día de hoy. - se aclaró la voz y, a continuación, siguió hablando en un tono algo más serio. - De ocho de la mañana a 9 de la mañana, sesión de fitness con Hirai Momo. Bueno, eso ya está hecho. 

Aquello último provocó las risas de las concursantes y un sonido por los altavoces, el de una voz que no era la de Irene, pero a la que no se le entendía lo que decía. 

- Sí, Jennie. Lo sé. Ya continuo. 

Un segundo después, recuperó el tono serio. 

- De 10 de la mañana a 1 del mediodía, cada una tendrá ensayos de manera individual. Las profesoras se irán moviendo de aula en aula para ayudaros en lo que necesitéis. Pero, si hay algo concreto que le queráis decir a alguna de las profesoras o queréis una clase concreta, cuando lleguéis al edificio de ensayos, os encontraréis con un tablón con los nombres de cada una. Dejad en una nota bajo vuestro nombre vuestras peticiones y se tendrán en cuenta durante la mañana, según la disponibilidad de las profesoras. En el tablón también se os indica en qué aula de trabajo estaréis. 

Un segundo de silencio y siguió hablando. 

- Luego, de 1 a 3 de la tarde, os dejaremos tiempo para comer y para descansar. Porque a las 3 de la tarde y hasta las 6, tenemos algo nuevo que deberíamos haber hecho todas las semanas y no sé por qué a Wendy no se le ha ocurrido hasta ahora. 

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