Capítulo 36

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Habían pasado dos semanas enteras desde que Shuhua había regresado a su ciudad natal después del final de "Biggest GirlGroup Ever". En el viaje de vuelta a casa, había hablado con su madre y había tomado la decisión de, durante un tiempo, recuperar la vida normal que había llevado hasta decidir qué hacer con su futuro musical. No tenía muy claro como enfrentarse a él después de haber salido de un programa de tanto éxito y audiencia como había sido "Biggest GirlGroup Ever" y, mientras lo decidía, pensaba que era mejor recuperar su tranquila vida universitaria. No iba a ser lo mismo sin Miyeon a su lado, pero por algún lado tenía que empezar. No obstante, no iba a ser tan fácil como había esperado.

Nada más bajar del tren en la estación de la ciudad, los paparazzi la abordaron. Estos se habían agolpado a la salida de la estación y no esperaron ni que Shuhua salir de esta para empezar a hacerle las mismas preguntas que le habían hecho los periodistas la noche anterior a la salida del complejo en el que se hospedaban las concursantes del programa. Sunmi, pidiendo, como podía, ayuda al personal de seguridad de la estación, llegó junto a su hija a un taxi, protegiéndola de aquellas personas. El calvario no se quedó ahí cuando los periodistas las siguieron hasta su casa y no se movieron de su puerta. Durante las primeras horas, madre que y se marcharían si no salían de casa. Muy a su pesar, los paparazzi no lo hicieron y se fueron alternando para siempre a ver algo de gente a la puerta de su edificio de apartamentos, esperando a que Shuhua o su madre dijeran algo. Así se pasaron dos días, donde la familia Cho tuvo que llegar a socorrerlas en alguna ocasión, ya que no podían pisar la calle sin ser abordadas por preguntas incómodas y que no iban a responder a aquella gente.

Una semana después de su regreso, Shuhua debía regresar a la universidad, por lo que intentó actuar con la mayor normalidad posible, a pesar de la aún presencia de los paparazzi frente a su casa, aunque ya en un número menor. De nuevo, ser normal le fue completamente imposible, ya que más personas con cámara la esperaban en su centro de estudios. Y no solo profesionales, muchos estudiantes de la facultad, a pesar de no conocer la de absolutamente nada y de no haber hablado nunca con ella, empezaron a preguntarle por el concurso. Incluso una persona llegó a cuestionarle directamente por su relación con Soojin. Shuhua intentó que no se le notara la incomodidad ante cualquiera de ellas preguntas e intentó pasar de la gente, pero el hartazgo y el cansancio empezaban a acumularse en ella. Sunmi le habría propuesto que hablaran con el rector de la universidad para que este buscara una solución, pero Shuhua quería pasar del tema y olvidarse de todo.

Tras no responder a ninguna de las preguntas ni dirigirse a nadie más que a sus profesores en las clases, la gente se acabó cansando y pasaron a otros temas más jugosos e interesantes y, una semana después de su regreso a la universidad, Shuhua era de nuevo una completa desconocida. Los paparazzi dejaron de ser tan insistentes y, poco a poco, fueron desapareciendo de su vida. Siempre había alguna cámara intentando captar algún momento complicado o intentando preguntarle algo, pero ya no la abordaban de manera tan intensa como nada más llegar a casa. Shuhua lo agradeció y, por fin, pudo respirar con tranquilidad.

O eso pensaba, cuando, al inicio de su segunda semana de vuelta a clase, tras bajarse del autobús que la llevaba y traía desde su casa a la universidad, un grupo de periodistas, camarógrafos y fotógrafos la esperada en la parada del autobús. Shuhua, quien ya se había acostumbrado a lidiar con uno o dos periodistas a lo sumo cada día, se quedó de nuevo en shock al tener que enfrentarse a tanta gente a la vez. Lo único que pudo hacer ante aquella situación, fue bajar entre empujones del vehículo y, tras mirar al otro lado de la calle y hacer que los periodistas también lo hicieran, fue salir corriendo hacia su casa. Fue la vez que más rápido corrió los 200 metros que separaban la parada de su edificio de apartamentos. Pero los hizo en menos de 30 segundos. Fue sacando la llave de la puerta de su bolsillo mientras corría y, tan rápido como llegó a la puerta, y a pesar de estar temblando, la abrió y, justo cuando se cerraba, un camarógrafo se estampaba contra ella. Shuhua se alejó de la puerta transparente, por la que empezaban a aparecer más periodistas y, aún recuperando el aliento y el oxígeno que había perdido por el sprint, se alejó hacia el ascensor. 

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