El resto de la semana, Shuhua se tomó la vida en la academia con algo más de tranquilidad porque ya no le era todo tan extraño y nuevo, pero sabía que todavía se estaba tomando ciertas cosas demasiado a pecho, como para intentar demostrar algo a alguien. Porque su conversación con Miyeon había tenido sus consecuencias. Por supuesto que sabía que su madre la quería y por supuesto confiaba en que cuando su madre la viera en el programa, cambiaría de parecer con respecto a su deseo de querer dedicarse a la música. Pero, para poder conseguirlo, debía trabajar muy duro para hacer una actuación perfecta. Y ahí es donde entraba su cambio de actitud en cuanto a cómo enfrentarse a las clases y su día a día en la academia. Porque, si podía, se iba antes a la sala de ensayo, bien de baile o bien de canto para practicar, una y otra vez, la canción de la semana. Era la primera en llegar y la última en irse. Preguntaba constantemente a las profesoras cómo mejorar y, para intentar conseguir mayor fondo y no morir cantando y bailando a la vez, estiraba los días yendo al gimnasio en la planta inferior del edificio principal. Llegaba muerta cada día a la habitación, pero pensaba que valía la pena si, de aquella manera, conseguía la aprobación de su madre.
A pesar de ello, sin embargo, no dejó de lado las relaciones que había hecho los primeros días, tanto con sus compañeras de grupo como con las chicas con las que compartía edificio de dormitorios. Con quien particularmente congenió aquella semana fue con Lia, quien se mostraba muy atenta con la morena e incluso la acompañaba a ensayar más si hacía falta. La castaña había notado el evidente cambio en el ritmo de trabajo de su compañera, pero no había preguntado a qué se debía, pues entendía que Shuhua merecía su privacidad y que, si se sentía preparada para compartirlo, lo haría a su debido momento. Mientras tanto, Lia se dedicaba a estar ahí para ella, incluso haciendo algo de elíptica a su lado, aunque no le agradara para nada el hacer deporte. Shuhua apreciaba lo que la castaña estaba haciendo por ella y le hizo saber su agradecimiento varias veces aquella semana.
A partir de aquel jueves, además, para su sorpresa y confusión mayúscula, Soojin había empezado a no ser tan esquiva con ella. No es que la morena hubiera dejado de hacer sus rutinas de dedicarse a lo suyo y olvidarse del resto, pero ya no parecía que le diera asco la gente que estaba a su alrededor. Aquella misma mañana del día siguiente a la conversación entre Shuhua y Miyeon, Soojin se despertó más o menos a la misma hora que Shuhua y le dio los buenos días, cosa que pilló desprevenida a la morena quien respondió como pudo ante su sorpresa. Cada vez que se encontraban, Soojin le decía algunas palabras y empezó a comer a las mismas horas que el resto de sus compañeras, aunque no entrara a formar parte de las conversaciones todavía o no se quedara tanto tiempo en la sobremesa con ellas y rápidamente saliera hacia el gimnasio o a ensayar. Aquello sorprendió a todas las chicas del edificio 1, quienes comentaban el cambio de actitud de Soojin para con ellas como si fuera algo extraño, pero Shuhua esperaba que fuera un signo de que la morena empezaba a sentirse cómoda con ellas y que, poco a poco, fuera saliendo de su cascarón para que pudieran conocerla más.
Mientras todo esto pasaba, la semana llegó a su fin y se plantaron en el lunes de la primera gala.
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Listen - SOOSHU
Fanfiction#SOOSHU AU/FANFIC La oportunidad de una vida llega para Shuhua cuando se presenta a un concurso de televisión que la puede lanzar al estrellato. Pero, ¿será capaz de llegar hasta el final o se encontrará cosas impredecibles en el camino del éxito? A...