Segundo trimestre; Parte 8.

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Lan Sizhui estaba meditando en el prado de los conejos, en la posición de loto y con los ojos cerrados.

Usualmente, tendría hasta tres conejos en su regazo y varios de los animalitos husmeando a su alrededor.

Curiosamente los conejos se dejaban ver menos y hasta evitaban ser tomados por Lan Yuan. Tal vez era la época del año lo que tenía a los animalitos tan ariscos, aunque Lan Sizhui no recordaba que se hubieran comportado así antes.

Suaves pasos que se dirigían hacia él, lo sacaron de su meditación.

Al abrir los ojos, su padre, HuaGuang Jun ya había tomado lugar juntó a él. Los conejos que mantenían su distancia, vacilantes se acercaron a la figura impoluta del Segundo Jade de Gusu.

—Hay menos conejos— El padre del muchacho, comentó mientras tomaba uno de los blancos animales y lo ofrecía a su hijo.

—Sí, padre— Lan Yuan tomó al conejo y lo acunó cerca de su pecho.

—¿Cómo va tu cultivo?

—Satisfactoriamente, padre— El más joven acarició la cabeza peluda. —¿Cómo va el embarazo?

—Mnn.

Padre e hijo disfrutaron del silencio y la compañía mutua.

—Sizhui— Lan Zhan llamó a su hijo a la vez que ofrecía un pequeño peine que había traído con él.

Para Lan Sizhui fue natural dejar libre a su conejo, tomar el peine y arrodillarse a la espalda de su padre.

Con cuidado quitó las horquillas y la corona.

El cabello negro cayó en una simple media cola, Lan Yuan desató todo el peinado y con especial delicadeza soltó la cinta de la frente.

Con parsimonia la retiró y dobló, la guardó en su manga.

El joven cepillo el cabello negro que fluyó entre los dientes del peine, separó mechones y fue cariñoso cuando pasó sus dedos.

El cabello de Lan Wangji no necesitaba se desenredado, pero era una habito que había nacido en la niñez de A-Yuan y había continuado hasta el regreso de Wei Ying, cuando se incluyó en la práctica y exigió él mismo cepillar el cabello de A-Yuan.

Con el embarazo, la necesitada de Lan Zhan de rodearse de sus seres queridos se había multiplicado considerablemente.

Y dejarse consentir por su hijo era la escusa perfecta para pasar tiempo con él

Su ritual había comenzado en los días donde las heridas de su espalda no sangraban más, pero levantar las manos para peinar su cabello era aún molesto.

Los dedos gordos del infante trataron de peinar los mechones y evitaron a conciencia la cinta blanca. El niño, no tenía una cinta propia pero ya tenía bien clara su importancia y se sentía inseguro sobre su papel en la secta Gusu Lan.

El adulto notó el gestó y el mismo se quito la cinta.

La puso en las manitos rechonchas —Hijo— Dijo esa vez. — Eres mi familia y puedes tomar mi cinta— Cerró en sus puñitos el trozo de tela. —Cuida mi cinta mientras me peinas.

Fue la primera misión de importancia que tomó A-Yuan en su vida y la cumplió con diligencia, aún cuando los otros niños de las guarderías no creían que tenía permitido tocar la cinta de HuaGuang Jun.

No fue hasta que Lan Sizhui fue visto por varios ancianos cepillando el cabello del Segundo Jade de Gusu y después atando la cinta de la frente, que aceptado completamente como el hijo de HuaGuang Jun. 


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Tengo un dilema, sigo considerando esta cosa como "Historia corta"... Pero ya van más de 20 partes...

Un duplo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora