Segundo trimestre; Parte 5.

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Lan Xichen sirvió una taza de té y una taza de vino.

Los sonidos nocturnos era lo único que se filtraba al Hanshi y la temperatura esa sumamente agradable.

—Sabes que Wei Wuxian solo tiene antojos cuando estás aquí para cocinarle ¿verdad?— El mayor menciono antes de tomar de su té.

—¡Claro que lo sé!— Con un estallido respondió el Líder de la Secta Jiang. —¡Pero los embarazados tienen que comer algo más que el arroz remojado de Gusu Lan!— Con un movimiento se termino su tasa de alcohol, y la empujo sobre la mesa casi exigiendo que la rellenaran. — Siempre le mando dos tazones a tu hermano ¡eh!

Zewu Jun sirvió nuevamente Sonrisa del emperador.

— Y nunca hay un tazón para mí... —Soltó con un suspiro exagerado.

—Tú no estás embarazado— El de morado se cruzó de brazos y levando una de sus afiladas cejas.

En respuesta del Primer Gemelo de Jade soltó una risa que cubrió con su manga.

—¡Pero soy tan buen anfitrión!

—Huaisang sirve más rápido el vino—Soltó encogiéndose de hombros.

—Me hieres A-Cheng, desprecias mi vino y conspiras para ser el tío favorito. Una completa traición— Termino el Lider Lan llevándose una mano a la frente en un gesto de exagerado desdén.

Sandu Shengshou resopló y tomo su alcohol sin apresurar su respuesta.

—¿Cómo se le puede llamar a eso conspirar? Sólo les he traído a mis sobrino un par de obsequios.

—Vi un exquisito espejo del camino al Jinshi el otro día— Soltó Lan Xichen tras su taza de té.

—¡Eres tú quien no se esfuerza! Claramente seré un mejor tío que tú.

—No voy a sobornar el afecto de mis sobrinos— Con calma mencionó el mayor.

—Solo no sabes que regalar— Con un tono burlo replicó Jiang Cheng. Logrando que un pequeño sonrojo subiera a la cara del Primer Jade.

—Ya sé me ocurrirá algo... De todos modos tengo un punto más fuerte a favor.

—¿Cuál?

—Por lo menos yo siempre me acuerdo de todos mis sobrinos— Soltó con una risilla.

—¡Sólo tienes uno! ¡Y hasta hace algunos años no sabía que tenía otro! ¡Sólo una vez se me olvido su cumpleaños! ¡Una vez! —Termino con un golpe en la mesa y se acurrucó en su asiento.

Con su sonrisa de gato, Lan Huan soltó su último ataque.

—Apuesto que me dejarán elegir los nombres de cortesía.

—Acepto.

Lo dijo más como una frase popular, pero Lan Huan ahora no se iba a echar atrás. 

Un duplo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora