Segundo trimestre; parte 9.

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Wei Ying quería escribir una canción, una canción tan bella como dulce era su marido, su rabanito y dulce serían sus bebés aún no natos.

Su pancita, orgullosamente erguida ya lo obligaba a él y a su marido a sujetar las fajas de las túnicas en un corté más alto y la tela ya caía marcando una ligera curva.

Tal vez pronto debamos conseguir un nuevo guarda ropa.

Wei Wuxian trató de poner nuevamente su atención en su canción, pero sus pensamientos pasaron de dulces intenciones, a los recuerdos de los sonidos amenazantes que controlaban cadáveres.

Extrañó las cacerías nocturnas.

El cultivador demoniaco, soltó un suspiro pesado y bajo su flauta. No lograba concentrarse.

Que ganas tengo de unas alitas picantes.

Wei Ying se levantó del escalón de la entrada del Jinshi y se fue a buscar a su marido, tendría que convencerlo de que fueran a Caiyi.

Hacen un par de meses que no se pasan por la ciudad.

Un duplo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora