EXTRA 3

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Las negociaciones eran tan aburridas, que Wei Wuxian había empezado a contar las líneas en el techo del salón.

Las cosas importantes nunca se decían en las conferencias de cultivo.

Gracias a Diaxian, su sobrino se levantó y pidió un descanso.

Cuando la comida fue servida, comenzó el chisme.

—Hua Guang Jun, hemos escuchado que trajo a sus hijas— Un líder de secta menor clamó.

—Capullos que van a crecer para florecer.

—Mi nuera acaba de dar a luz un varón, una alianza entre sectas puede ser beneficiosa— Alguien en la multitud agregó.

Wei Wuxian se habría enojado más por la audacia si su esposo no hubiera rotó la taza de té que sostenía por el último comentario.

—Tienen 3— Dijó Hua Guang Jun cuando se hizo el silencio en la estancia. —Y mis hijas se van a casar con quien elijan cuando tengan la edad para hacerlo— Lan Wangji quito una astilla de vidrio de su dedo y una pequeña gota de sangre se formo. —Si no quieren hacerlo nadie las va a obligar.

Wei Ying se apresura a revisar la mano de su esposo y limpio todo té o porcelana restante, no agregó nada, ni siquiera si reunía una manada de cadáveres feroces serían tan aterradores como la mirada de su esposo.

Ellos habían hablado de eso, cuando ambos se encontraban cansados, débiles y eran las cuatro de la madrugada y las recién nacidas necesitaban comer.

Habían tenido dos niñas, en un mundo donde se esperaba y se favorecía a los niños.

Donde según la tradición exigía que fueran comprometidas y entregadas a otra casa apenas cumplieran la mayoría de edad.

Un mundo donde no todas la sectas aceptaban la validez y fuerza de las cultivadoras.

En ese momento con recién nacidas en sus brazos, notaron el gran problema que no les había afectado hasta ese momento.

El mundo estaba construido para hombres, sin importar que las mujeres construyeran la mitad.

Un problema sistemático que no sabían cómo enfrentar, pero que ambos comenzarían con derribar las barreras de género que arbitrariamente se habían impuesto por tanto tiempo.

—Son las hijas de Hua Guang Jun— Una voz se alzo— Claramente van a tener un trato especial.

Wei Wuxian sintió bilis subir y se levanto de la mesa. —Un trato digno no es "especial"— Marcando comillas en el aire. —Y no solo mis hijas deberían ser tratadas así.

—¿Esta conferencia de cultivo se a convertir en una conferencia de moral?— El líder Yao clamó —¿Dada por el Patriarca de Yiling?

—¿Tiene algún problema con mi hermano, líder Yao?— Jiang Wanyin se levantó también, claramente enojado.

Antes de que nadie agregara cualquier otra cosa, un discípulo Lan entro las puertas completamente en pánico.

—¡Hua Guang Jun! ¡Mayor Wei!— Casi se lanzó a la mesa de los mencionados. —Vengan, las niñas...

Sus palabras fueron cortadas por los padres que saltaron y corrieron a por sus niñas.

Cuando el líder Jiang y Jin, salieron también apresuradamente. El cultivador Lan se dio cuenta que tal vez dio el anunció demasiadamente dramático.

Lo que Wei Ying encontró, fue a un pobre discípulo Lan sentado en el suelo sosteniendo con un brazo a A-Fei y con su otro brazo tomaba el túnicas de A-Xiang tratando de mantenerla lo más alejada.

Ambas niñas luchaban para tratar de llegar a la otra.

A-Fei jalaba el cabello del pobre discípulo destruyendo completamente el peinado y con la otra mano lanzaba manotazos a su hermana que pateaba y lanzaba mordidas a su dirección.

De vez en cuando Lan Xiang rasguñaba la mano que la sostenía por la espalda. Cuando mordió el brazo que la mantenía alejada logro su libertad (y un grito del muchacho en el suelo).

Sin importarle el cultivador se lanzó a agarrar el cabello de Lan Fei, que ya era un completo desastre.

Los gritos de las niñas solo aumentaron en volumen cuando empezaron a jalar mutuamente el cabello sin importarles el cultivador que pisoteaban.

Wei Ying giro para encontrar a su esposo igual de impactado que él.

¿Esos dos cachorros eran sus hijas? ¿Qué mordían y peleaban con ferocidad?

—¿¡Qué está pasando aquí!? — Grito Jiang Cheng cuando entro en la habitación.

El grito alertó a las niñas que se separaron al instante, casi cayendo en esquinas contrarias.

Wei Ying vio como su A-Fei y A-Xiang cruzaban miradas, hablaban sin palabras y asintieron a la vez.

—Nada— Dijeron a la vez.

—Las peleas está prohibidas— Agregó A-Fei.

—No discutas con tu familia, ya que no importa quién gane— Decreto con severidad A-Xiang.

Entonces las niñas se tomaron de la mano y salieron de la sala dejando a los adultos anonadados.

—Oh no— Se escuchó Wei Wuxian soltar antes de correr y perseguir a sus hijas.

A-Yuan se llevó todos los modales Lan ¿no es así?    

Un duplo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora